Entre 2004 y 2013 el gasto público en salud pasó de 231 mil a 524 mil millones de pesos, lo que representa un incremento de 58 por ciento en términos reales; sin embargo, no se ha logrado cobertura universal ni acceso efectivo para personas afiliadas, advirtió Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, que agrupa a 60 organizaciones de la sociedad civil.

De esta cifra, el principal incremento fue para población sin seguridad social, al pasar de 75 mil a 232 mil millones, aumento que equivale a 114 por ciento en términos reales, pero el número de unidades de salud aumentó 14 por ciento, el de establecimientos con servicios de hospitalización en 23 y el número de camas de hospital 13 por ciento.

De 2 a 3 millones de hogares presentan cada año gastos excesivos en salud, mientras 21.4 por ciento de la población no tiene acceso al servicio.

En conferencia de prensa para presentar la campaña Cero Listas de Espera, indicaron que en México no existe una cobertura médica universal tal como estableció la reforma a la Ley General de Salud 2003.

El sistema público de salud está enfermo por padecimientos genéticos, crónicos, digestivos, circulatorios y de sus sistemas de defensa, debido a la negligencia, no médica, sino administrativa.

Hasta 2012, explicaron, una de cada cinco personas en nuestro país estaba excluida del acceso a los servicios de salud, de acuerdo con datos proporcionados por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social.

Detallaron que el presupuesto para la atención en salud sin seguro social canalizado a estados por el Seguro Popular se ha multiplicado por 16 entre 2004 y 2015, para llegar a casi 100 mil millones de pesos.

Empero, el gasto-bolsillo de las personas para pagar consultas particulares, medicamentos o tratamientos representa 44 por ciento del gasto total, según información del sitio oficial de transparencia presupuestaria de la Secretaría de Hacienda.

Adicionalmente, el sistema público de salud presenta un padecimiento crónico de inequidad que produce desigualdad de trato para quienes viven en pobreza, especialmente para la población indígena y en zonas de alto rezago social.