El trazo del túnel tuvo dos desviaciones y un descenso; pasó por debajo del patio
La planeación fue perfecta; El Chapo se quitó el brazalete de monitoreo en el área de regadera
Lunes 13 de julio de 2015, p. 5
Los cómplices de Joaquín El Chapo Guzmán conocían perfectamente las características de la construcción del Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) número 1, Altiplano. El trazo del túnel por el que se fugó el narcotraficante tuvo dos desviaciones y un descenso tan profundo que logró pasar por debajo de las áreas de patio y algunas de módulos de internamiento, hasta llegar a la zona de tratamientos especiales (máxima seguridad).
La planeación fue perfecta y el túnel por el que huyó se abrió exactamente en el piso de la regadera de la celda número 20, la última de esa torre. El ex líder del cártel de Sinaloa se despojó del brazalete de monitoreo y lo dejó bajo la regadera; en ese momento, la cámara de videovigilancia ‘‘estaba ciega’’ en esa zona.
Una vez que El Chapo Guzmán Loera recorrió el túnel de más de mil 500 metros, entró a la casa aledaña a la bodega donde se inició el pasadizo. Fue quitándose el uniforme carcelario, color beige. Las prendas quedaron regadas a lo largo de la estancia vacía.
Tuvo tiempo incluso para bañarse, se vistió con ropa deportiva y subió a un vehículo que lo condujo hasta el camino vecinal que conecta con la autopista Toluca-Altacomulco. Hasta allí han llegado las pistas que se han obtenido de la ruta que siguió tras su evasión, revelaron funcionarios que participan en el Gabinete de Seguridad Nacional.
De acuerdo con la información recabada, desde hace 11 meses un grupo de albañiles de la región comenzó la edificación de una vivienda de dos cuartos y una bodega de 12 por 9 metros, desde donde se cavó el túnel para realizar la fuga.
Las fuentes consultadas indicaron que el túnel no es lineal; quienes lo construyeron tuvieron que cambiar el rumbo de la excavación en dos ocasiones, por lo cual el pasillo terminó como una gran zeta que burló las bardas y a los custodios del Cefereso número 1.
Los funcionarios entrevistados refirieron que la tierra se fue sacando –como resultado de la perforación de la galería– con cubetas y se almacenaba dentro de la bodega; posteriormente se extraía en una camioneta.
El inmueble se ubica en una pequeña loma entre maizales en la comunidad Santa Juanita de este municipio de Almoloya de Juárez. En la zona existe una gran dispersión de viviendas. La casa más cercana está a más de 500 metros de distancia.
La vivienda y la bodega desde donde se construyó el túnel están en obra negra y se encuentran a espaldas del centro penitenciario y del Colegio de Policía estatal. En línea recta, unos 500 metros al sur, también se ubica la sede del octavo regimiento de infantería de la 22 Zona Militar.
A pesar de ello, ninguna corporación policiaca o castrense, y mucho menos vecinos de la zona, se percataron de que durante meses se realizaron los trabajos para edificar ese túnel de 1.70 metros de alto por 70 centímetros de ancho.
Desde hace más de un año el gobierno federal construye en esta región la tercera línea de conducción del sistema hidráulico del Cutzamala, que llevará agua al Distrito Federal, por lo que las excavaciones, los ruidos de máquinas y la entrada y salida de camiones cargados de tierra son una constante.
Lauro, quien tiene su vivienda a unos 200 metros de la bodega por donde se habría fugado El Chapo, asegura que nunca vio nada extraño en la construcción. Los albañiles trabajaban sin molestar a nadie. No platicaban ni socializaban, dice.
El predio donde está ubicada la bodega pertenecía a un ejidatario de la región, pero ‘‘entiendo que se vendió desde agosto del año pasado, cuando empezaron a trabajar’’, dijo el campesino.
Aquí todos los caminos son de terracería, con grandes surcos y baches causados por las lluvias constantes. Sólo el camino que lleva a esta bodega se encuentra en buenas condiciones. La tierra fue compactada con tepojal, aunque nunca se vieron circular automóviles, ‘‘salvo una vieja camioneta pick up’’ que utilizaban para sacar la tierra.
La bodega por la cual El Chapo Guzmán salió del túnel está pegada a una casa. La vivienda consta de una recámara en la que se encontraron dos camas destendidas, ropa y algunos zapatos usados y sucios. En el piso de la estancia, que mide aproximadamente 10 por 8 metros, los peritos y militares encontraron dos cajas con ropa nueva, presuntamente destinada al narcotraficante, pero éste habría elegido ropa deportiva para huir.
En la cocina había algunos trastos sucios y, según las versiones obtenidas, cuando llegaron los primeros militares el baño había sido usado recientemente.
Las vías de escape son muchas. A menos de un kilómetro está la entrada para tomar la autopista Ruta del Bicentenario, que lleva hacia el poniente a Zitácuaro y Valle de Bravo, y hacia el oriente a Lerma.
También a un kilómetro se encuentra el acceso a la carretera Toluca-Atlacomulco. Existen caminos estrechos que unen a las comunidades de Almoloya de Juárez. Uno de ellos lleva hacia la cabecera municipal, a no más de 10 minutos.
Desde la noche del sábado, alrededor de las 11:30 de la noche, el inmueble fue asegurado por las autoridades. Durante la noche y madrugada la vigilancia fue discreta, pero ya con luz de día se incrementó sensiblemente. Más de un centenar de policías estatales hicieron un cerco alrededor de la casa e impedían acercarse.
Muchos vecinos no alcanzaban a comprender qué pasaba. Prácticamente nadie estaba enterado de la fuga de El Chapo. Había incredulidad sobre la evasión a través de un túnel. ‘‘Cómo pudo pasar sin que nos enteráramos. Nunca escuchamos nada raro’’, dijo Blanca, quien tiene su casa a unos 300 metros de la bodega.
‘‘Hasta hoy por la mañana nos dimos cuenta de que había muchos policías y militares, pero no sabíamos qué pasaba. Pensamos que se trataba de operativo para poner más seguridad en el penal’’, agregó.
‘‘Es muy difícil que uno se entere de quién era esa bodega. El ejidatario que la vendió ya no vive aquí y nadie tiene contacto con él. Les digo que no había gente ahí, salvo los albañiles, pero muchos de ellos se iban a diario como a las siete de la noche’’, concluyó la vecina del inmueble.