Jueves 2 de julio de 2015, p. 18
Las negociaciones se estancaron debido a que los acreedores de Grecia: (a) se rehusaron a reducir nuestra impagable deuda pública y (b) insistieron en que fuese pagada en forma paramétrica
por los integrantes más débiles de nuestra sociedad, sus hijos y sus nietos.
El FMI, el gobierno de Estados Unidos, muchos otros gobiernos del mundo y la mayoría de los economistas independientes consideran –junto con nosotros– que la deuda debe ser restructurada.
Antes (noviembre de 2012), el Eurogrupo ya había aceptado que la deuda griega debía ser restructurada, pero ahora se niega a comprometerse en ello.
Desde el anuncio del referendo, la Europa oficial ha dado señales de estar dispuesta a discutir una restructuración de la deuda. Esas señales indican que la Europa oficial también votaría no sobre su propia oferta final
.
Grecia permanecerá en el euro. Los depósitos en los bancos griegos están seguros. Los acreedores han elegido la estrategia del chantaje basándose en el cierre de los bancos. El actual impasse es resultado de esta decisión y no de que el gobierno griego haya interrumpido las negociaciones ni de noción alguna, por parte de Grecia, de Grexit (abandono del euro) o devaluación. El lugar de Grecia en la zona del euro y en la Unión Europea no es negociable.
El futuro demanda una Grecia gallarda, situada en la zona del euro y en el corazón de Europa. El futuro demanda que los griegos pronuncien un resonante no el domingo, que permanezcamos en la zona del euro y que, con el mandato que ese no significa para nosotros, renegociemos la deuda pública de Grecia, así como la distribución de las cargas entre los que tienen y los que no tienen.
Yanis Varoufakis
Ministro de Finanzas de Grecia
(La versión en inglés de este texto fue distribuida el primero de julio por el autor en su blog: yanisvaroufakis.eu. Traducción de jen.)