De todo como en botica es el título de la nueva temporada de danza que se presentará del 3 al 26 de julio en el foro del Centro Cultural Los Talleres.

Se podrán apreciar desde composiciones originales de danza y música contemporánea hasta piezas de experimentación escénica con arte sonoro, animación por computadora y video.

Isabel Beteta, directora de Los Talleres, adelanta a La Jornada que el programa tiene como particularidad que las propuestas coreográficas salen de las normas; todas tienen un giro inesperado, fuera de lo común.

La programación incluye cuatro obras de diferentes vertientes expresivas que logran expandir los significados de las creaciones artísticas en colaboración, además de transmitir emotividad en la interpretación. Los temas son diversos, pero al mismo tiempo surgen de la experimentación escénica interdisciplinaria.

“Las obras son arriesgadas, sí, pero no necesariamente extremas como suele ser la danza conceptual, donde el público se pregunta: ¿eso es danza? En De todo como en botica las propuestas no llegan a esos extremos; hay una búsqueda y por eso prefiero decir que hay una vuelta de tuerca en la composición de las piezas”, explica Beteta, quien también dirige la compañía Nemian Danza Escénica.

Geografía síquica de la soledad

Las compañías participantes son Caos Movimiento Escénico, dirigida por Carolina Cortés Zepeda; La Fábrica Danza-teatro y otras Ocurrencias, con dirección de Rosario Armenta; El Ojo de las Moiras, codirigida por Victoria Tapia y Jorge Soto, y PuntOcero, que dirige Lia Viridiana Domínguez.

Cruxi-Ficción: relatos de cuerpos dolientes es el unipersonal de teatro físico que inaugura la temporada y se presenta del 3 al 5 de julio. Interpretada por Carolina Cortés, la pieza propone crear un espacio de reflexión en torno a los significados inherentes del ícono de la cruz a través el pasado indígena, la herencia europea y la realidad actual.

“Cortés va del performance a lo formal en esta obra que resulta atrevida porque aborda la crucifixión de una mujer y hace referencia al símbolo de la cruz”, señala Beteta. En el montaje se conjuntan performance, artes visuales, música en vivo, teatro y lenguaje del cuerpo, así como la interacción con el público para lograr un acto escénico que participa de lo popular, lo tradicional y lo sagrado de la cultura mexicana.

El domingo 5, al finalizar la obra de Cortés, se presentarán los libros Días de danza: antropología del cuerpo en estado de danza, del crítico Gustavo Emilio Rosales, y la memoria del foro Raíces profundas de la danza, que se realizó en octubre pasado en el Centro Cultural Los Talleres.

Del 10 al 12 de julio toca turno a La Fábrica Danza-teatro y otras Ocurrencias que presentará Otoño... transformación de mi cuerpo en el tiempo, con la cual Armenta celebra 40 años de trayectoria.

Esa obra se inspira en el haiku japonés y la coreógrafa utiliza sus experiencias y el cambio del cuerpo para compartir esta danza cotidiana con música en vivo.

Isabel Beteta incluyó en esta temporada la propuesta multidisciplinaria experimental La construcción de la muerte, dirigida por Victoria Tapia y Jorge Soto de la compañía El Ojo de las Moiras (del 17 al 19 de julio). El tema es la muerte y sus distintas visiones, así como el culto a los muertos en México.

En opinión de la directora de Los Talleres, esa propuesta es interesante por su tema y por el ambiente generado con la música en vivo y se complementa con el movimiento de los bailarines.

De todo como en botica concluirá con Desiertos: paisaje exterior, estado interior, con PuntOcero, que se presentará del 24 al 26 de julio. Reúne cinco historias unidas por la idea del desierto para configurar una geografía emocional y síquica de la soledad.

“La obra –explica Beteta– plantea el tema del aislamiento en los seres humanos que les permite un momento de reflexión; para complementarla se presenta una serie de imágenes del desierto.”

Las funciones son viernes a las 20 horas, sábados a las 19 horas y domingos a las 18 horas en el Centro Cultural Los Talleres (Francisco Sosa 29, Coyoacán).