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Nosotros ya no somos los mismos

La presidencia del PAN y la reconstrucción de la derecha nacional

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Los panistas Javier Corral y Ricardo Anaya serán protagonistas en la contienda por la presidencia del Partido Acción NacionalFoto Jesús Villaseca y Guillermo Sologuren
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entro de los rumorosos, eran más los que pensaban que la noticia de la posible candidatura de Javier Corral a la presidencia del PAN no pasaba de ser una finta estratégica para posicionarse y ser tomado en cuenta, que aquellos que la veían como una seria y formal decisión, que sería llevada hasta sus últimas consecuencias. Dentro de esta minoría estaba inscrito este cronicante que, muy de vez en cuando, logra un acierto político. No soy un biógrafo (no autorizado ni menos oficial) pero sí un seguidor, desde hace muchos años, de las andanzas y peripecias de don Javier. Sé, entonces, que él no acostumbra los rounds de sombra ni los combates virtuales (los verbales son su rutina cotidiana). El día que no encuentra en su camino un contendiente (el tema es totalmente abierto), o cuando al menos a un aceptable sparring, retorna al hogar con aguda depresión. Seguramente es el rasgo de su persona que me resulta más interesante: en un mundo de mudos funcionales, alguien que a la menor provocación te plancha con un rollo a partir de los fenicios es un audaz, pero es de fiar: dice lo que piensa. Ortega y Gasset criticaba a los oradores, políticos, intelectualoides de su tiempo: ni dicen lo que piensan, ni piensan lo que dicen y rara vez hacen lo que dicen o piensan. No es el caso. Otra razón que acrecentó mi seguridad en la participación de don Javier, fue el pesaje político de quienes serían sus contrarios y, por supuesto, de los respectivos mánagers. En esta esquina, del equipo maderista, la joven promesa queretana, don Ricardo Anaya. A mí, en general, los nerds me simpatizan (no me pierdo emisión de The big bang theory y las vicisitudes de Sheldon Cooper), sin embargo, cuando conocí detalles de su breve historia queretana, lo tuve que poner en entredicho. Ramírez Acuña, sería el führer que muchos panistas consideran que su partido (y el país) necesita. ¿Recuerdan aquel mayo de 2002 cuando al virtuoso gobernador le indignó una fiesta de música rave que algunos centenares de jóvenes organizaron en Tlajomulco? La policía del estado irrumpió en el festejo y con extrema violencia vejó, maltrató, golpeó a los muchachos y los mantuvo tirados en el piso durante horas. Su espíritu represor salió a relucir de nuevo en la Reunión Mundial de Jefes de Estado y de Gobierno, celebrada en Guadalajara en 2004. La brutalidad y la saña con las que reprimió las manifestaciones de los diversos sectores sociales que en uso de sus derechos pretendían expresar el verdadero sentir de los pueblos del planeta, alcanzó tales niveles de salvajismo que no sólo la CNDH, sino organismos internacionales como Amnistía Internacional, condenaron enérgicamente la violencia física y los actos de tortura realizados por fuerzas policiacas, con la anuencia previa y el respaldo posterior del señor Ramírez Acuña. Con razón el siniestro general de cinco estrellas Felipe de Jesús lo nombró secretario de Gobernación. Claro que su proclividad al autoritarismo, su escasa capacidad de razón y su nula actitud (y aptitud) para la conciliación y el diálogo lo llevaron, desde el primer día de su encargo, a una temprana defenestración. (En su descargo, también creo que influyó muchísimo la obsesión de Felipe de Jesús de colocar al efebo en los pits de salida para la grande).

Rodríguez Prats. Me extraña que habiendo sido él un eminente priísta no lo haya conocido personalmente. Las referencias que tengo es que se trata de un hombre inteligente, es más, que eso es lo que le ha valido para alcanzar en dos partidos opositores importantes posiciones políticas y administrativas. Él acaba de decir que Corral le recuerda mucho a su paisanito Andrés Manuel López Obrador. Curiosa opinión, porque infinidad de personas me han comentado que quien se parece a éste, es precisamente él. Lo que es innegable es su temperamento tropical: hiperquinético y parlanchín. Le preguntas, como mera fórmula de trato social, ¿Cómo has estado?... Y que te lo cuenta. Le pides la hora y te da el reloj. Aclaro que yo prefiero este perfil al de los mustios y taimados que a veces pasan por discretos y reflexivos, y en verdad es que no tienen nada que opinar o no se atreven a hacerlo. He recogido algunos datos, referentes, opiniones sobre don Juan José, pero en realidad su publicitación sólo se justifica si se decide a participar en una justa tan importante.

La candidatura del senador Corral me causa conflicto. Por una parte, pienso que él merece ese reconocimiento de parte de sus correligionarios, porque es un panista ejemplar: inteligente, honrado (salvo prueba en contrario), capaz y muy echado pa’delante. Por la otra, pienso que, aunque el tiempo de que dispondrá para regresar a su partido al buen camino es corto, su ascendiente entre la militancia es el factor esencial que le permitiría vencer a la nomenclatura partidaria (contra la que ni Felipe de Jesús y los 40 ladinos que lo acompañan han podido) y volver a convertir a Acción Nacional en una seria opción de la derecha nacional. Pues esa posibilidad, ante la precariedad de la izquierda de a de veras, y la subsistencia de la delincuencia organizada que cínicamente sigue ostentándose como tal, me provoca la misma preindigestión que cuando planeo un desayuno saltillense de chicharrón prensado en salsa de chile güajillo. Conclusión: si fuera panista, votaría sin duda por Javier Corral. Como no lo soy, sacrificaría al amigo con tal de no correr el riesgo de que el país volviera a vivir la negra oscuridad de 12 años. Y no porque antes todo haya sido una aurora boreal. Estaremos al tanto.

El epílogo de esta columneta tiene una especial dedicatoria a dos paisanos del paleolítico amistoso. Son, como quien dice, mi voto duro particular. Han venido sufragando en mi favor desde tiempos inmemoriales, en cada aventura en la que me embarco: la Unión de estudiantes de Saltillo, la Sociedad de estudiantes coahuilenses en el DF, la Asociación Nacional de Estudiantes de Derecho, la Federación Estudiantil Universitaria o el Consejo Universitario de la UNAM. En la presidencia de la Congregación Mariana o de la Acción Católica de la Juventud Mexicana no pudieron intervenir porque, además de ser de escuela de gobierno, creo que sus papás eran masones.

Bueno, pues resulta que mis amigos, que responden a los nombres de Javier Molina Ballesteros y Alfredo Ramos Zúñiga, enfrentarán en unos días un gravísimo embate contra el patrimonio logrado durante muchos años de un honorable ejercicio profesional (pese a ser ambos abogados): la hija de cada uno contraerá matrimonio. Esto, en acatamiento a los usos y costumbres imperantes, significa que ellos deberán proveer lo necesario para que en un lugar, previamente discutido, se lleve a cabo un acto jurídico o se celebre un sacramento por medio del cual formalicen su unión (es decir, contraigan matrimonio) dos personas, (¡Bravo SCJ!) y, por ese motivo, mis amigos deberán invitar a un indeterminado número de personas a comer y beber por su cuenta (a la gran mayoría ni los conocen, ni los van a volver a ver jamás). Pero los gastos de la boda son apenas el inicio de algo mucho mayor: la dote, es decir, el patrimonio que la familia de la novia cede al futuro esposo para solventar los gastos que la mujer le va a ocasionar ahora que se va a vivir con él. Esto seguramente viene desde que los nómadas se transformaron en sedentarios. Procrear mujeres era una desgracia: seres que consumían pero no generaban ningún bien útil. Satisfacían la concupiscencia de los Pedro Picapiedra, engendraban a sus hijos, los cuidaban y mantenían con vida, preparaban alimentos, atendían en lo posible su salud, les transmitían tanto sonidos, gestos que llegarían a ser lenguajes, como saberes elementales que algún día se convertirían en electrónica, nanotecnología y aventuras espaciales. ¡Inútiles mujeres! A quien liberara a una familia del peso inútil que representaban, era de justicia ofrecer una recompensa: la dote.

¿Y qué tiene que ver esta parrafada más propia del ¡Hola! que de estas subversivas páginas? Pues que me he tomado la libertad de inscribir a mis amigos (ellos todavía no lo saben), en el comité nacional de padres reivindicadores de la paternidad digna, la valoración de las hijas y (muy importante), la preservación del patrimonio familiar. La misión única de esta organización es respaldar, hasta sus últimas consecuencias la racional, responsable, contemporánea, cristiana iniciativa de ley que ha anunciado el señor senador de Acción Nacional don Víctor Hermosillo. Por favor no se la pierdan ni le nieguen su comprensión. El próximo lunes conoceremos sus propuestas.

Twitter: @ortiztejeda