Ante los consejeros nacionales del PAN, el dirigente Gustavo Madero asumió ayer la responsabilidad de los resultados electorales que tuvo el partido, los cuales, subrayó, fueron contrastantes y ameritan una valoración más matizada y enriquecida que los juicios sumarios y simples.

Sin embargo, el mea culpa del chihuahuense no detuvo las criticas de sus correligionarios. En una catarsis, maderistas, calderonistas y miembros de otras corrientes reconocieron el retroceso en los comicios federales, pero mientras unos lo atribuyeron a factores internos, otros lo ubicaron fuera del instituto político, en particular a las maniobras fraudulentas del PRI.

Entre los panistas más críticos estuvieron Arturo García Portillo, ex secretario de elecciones, y Fernando Canales Clariond, ex gobernador de Nuevo León. El primero lamentó que se haya colocado como coordinador de la estrategia comicial al diputado Jorge Villalobos, debido a que tiene fama de corrupto, y a que en la misma área hayan estado personajes con nula experiencia electoral. Ello derivo en la falta de una verdadera táctica, en la venta de candidaturas, imposición de candidatos y un trato desigual para los aspirantes.

A esa situación se sumaron los escándalos en los que se vieron involucrados personajes de esta fuerza política, la existencia de gobernantes autoritarios y administraciones corruptas, destacó; mientras Canales Clariond se enfocó en la forma como se eligieron las candidaturas. Puso como ejemplo el caso de Nuevo León, donde se desdeñaron los métodos tradicionales de votación y análisis para definir a los abanderados, y se recurrió a la selección por un grupo de cuatro o cinco personas que se creen dueños del blanquiazul en la entidad.

Contra esta posición, Humberto Aguilar y la diputada Aurora Aguilar, entre otros, ubicaron las causas de la derrota en factores externos y a que los propios panistas han divulgado datos equivocados sobre sí mismos. Por ejemplo, eso de los moches no es más que una quimera, según versiones de consejeros.

Gustavo Madero estimó que a raíz de los resultados electorales –en los que el PAN vio reducir el número de diputados federales, pero incrementó el de locales– no puede generalizarse en el partido un ánimo de retroceso o debilidad, pero tampoco se debe sobredimensionar lo alcanzado.