Es fácil de usar, barato y sensible a diversos patógenos, explican
Viernes 26 de junio de 2015, p. 37
Se estima que medio millón de niños fallece al año en el mundo a causa de diarrea, cuyo principal medio de contagio es el agua contaminada.
Un equipo del Instituto de Ecología (IE) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), creó un microarreglo, esto es, una membrana hecha de un acetato especial con ADN, es decir, pequeños puntitos
con 180 genes (y que pronto serán 300) de parásitos, protozoarios, bacterias como la Escherichia coli y cualquier otro bicho
relacionado con el intestino.
Puede ser usada por un joven de 15 años en el bachillerato o un técnico en una granja camaronera de cualquier tipo. Detecta microorganismos enteropatógenos en muestras ambientales y biológicas que, simultáneamente, descubre a causantes de enfermedades diarreicas.
El proyecto se presentó ayer en conferencia de prensa realizada en el IE. Valeria Souza, coordinadora e investigadora de ese instituto, reiteró que la diarrea se presenta sobre todo donde no hay agua segura, porque es el principal vehículo de la enfermedad
.
Enorme avance para evitar muertes
En ese sentido, destacó, el microarreglo es un enorme avance y podría prevenir esas muertes. Permite obtener resultados en un solo día.
Esa membrana permite conocer no sólo las posibles enfermedades, sino también las emergentes. Por su potencial, será factible tener tres modelos: para hospitales, granjas y agua.
Basta con tomar una muestra de esta última o heces del enfermo o el animal, extraer el ADN completo y marcarlo con fluorescencia para compararlo con la membrana. Si existen puntos con reconocimiento, es decir, que embonan
porque tienen información genética similar hasta en 70 por ciento, significa que hay una o varias enfermedades.
Se informó que a diferencia de los detectores que ya existen, la herramienta desarrollada por los universitarios es mucho más económica y se basa en una tecnología que funciona desde hace 60 años: hibridización ADN-ADN.
Es fácil, barata y muy sensible a muchos patógenos que no podemos ver de otra manera
, aseveró Souza.
Una empresa que financió parte de los viajes de campo el año pasado y comprobó el funcionamiento está en proceso de adquirir la patente a la UNAM y hacer este desarrollo comercialmente disponible. De igual forma, se buscará obtener la patente internacional.
Cecilia Ximénez, integrante del Hospital General y colaboradora del proyecto, destacó que el microarreglo tiene una versatilidad enorme, no sólo en el campo ecológico, sino en la industria de los alimentos, fuente de infección. El invento permite predecir dónde se podría registrar un brote importante de padecimientos, como el cólera, y tomar decisiones a tiempo.
Además, se puede utilizar en la fase de diagnóstico en hospitales, al lado de la cama del enfermo; los resultados de un coprocultivo tardan tres días, esta prueba sólo uno, y permite al médico determinar un tratamiento específico y adecuado en un tiempo récord. También se puede utilizar en estudios epidemiológicos masivos, para determinar geográficamente cuáles entidades están en mayor riesgo y requieren más recursos para prevenir brotes epidémicos, y evitar la muerte de niños.
Juan Manuel Romero Ortega, titular de la Coordinación de Innovación y Desarrollo de la UNAM, expuso que este desarrollo obtuvo el tercer lugar en el Programa de Fomento al Patentamiento y la Innovación, impulsado por la casa de estudios para promover la cultura al respecto, así como la protección de la propiedad intelectual.