El viernes abrirán en Bellas Artes la exposición sobre el genio renacentista
Reúnen 29 obras del pintor, escultor y arquitecto, así como 45 de artistas cercanos al florentino
Miércoles 24 de junio de 2015, p. 4
Por primera vez en México, los admiradores del Renacimiento tendrán oportunidad de adentrarse en el mundo perfecto y lleno de emociones del pintor, escultor y arquitecto Miguel Ángel Buonarroti, en la exposición que será inaugurada este viernes en el Museo del Palacio de Bellas Artes.
El visitante de la muestra Miguel Ángel Buonarroti: un artista entre dos mundos será recibido por los retratos del artista italiano que se atribuyen a Marcello Venusti; de Victoria Colonna, de Cristofano di Papa, y el de Lorenzo el Magnífico, de Giorgio Vasari. Ahí conocerá sus primeras obras, su relación con los mecenas y una carta escrita en Roma a su sobrina Leonarda en Florencia, en la cual le manifestó su sentir en torno a su última etapa creativa.
Con la curaduría de Francesco Buranelli, ex director de los Museos Vaticanos, y Luis Javier Cuesta, director del departamento de arte de la Universidad Iberoamericana, la muestra reúne 29 obras del artista florentino, así como 45 piezas de artistas cercanos a Miguel Ángel, provenientes principalmente del acervo de la Casa Bounarroti, además de contar con algunas procedentes de la Gallería degli Uffizi, Museo Nazionale del Bargello, Musei Capitolini y Museo di Roma, así como de los museos nacionales de Arte y de San Carlos, entre otros.
En palabras de los curadores, lo más importante de la museografía fue reflejar por qué Miguel Ángel era un artista universal, la importancia que ha tenido en los recientes 500 años y por qué esa importancia se fue reflejando en México a lo largo de varias épocas.
Bocetos de los frescos de la Sixtina
Al recorrer las cinco secciones de la muestra, el público experimentará lo que viven miles de turistas que visitan la Basílica de San Pedro al ver La Piedad del Vaticano, pues, aunque se trata de una réplica, se puede apreciar el exhaustivo estudio sobre el cuerpo humano del artista, ya que para Buonarroti la producción escultórica era el medio por excelencia para transmitir las emociones más puras de la vida.
En esta sala también se encuentra el Cristo Portacroce (Cristo Giustiniani), de 1514-1516, obra en mármol de 2.50 metros que se presenta por primera vez fuera de Italia.
Se cuenta que cuando Miguel Ángel realizaba la escultura encontró una mancha negra en el mármol, la cual atravesaba el rostro de Cristo, y como era tan perfecto decidió interrumpir la obra, que concluyó Bernini.
A las esculturas del artista, sigue la sala con los bocetos del proceso creativo de los reconocidos frescos ubicados en los muros de la Capilla Sixtina.
En esta sección se encuentran Juicio final, de Andrés de Concha, ubicado en el retablo mayor de la iglesia de Santo Domingo en Yanhuitlán, Oaxaca, misma que hace referencia al estudio del conjunto para el Juicio final de Miguel Ángel.
Según Buranelli, la exposición muestra la influencia del artista en América Latina, como ocurrió con Andrés de Concha.
La muestra finaliza con la escultura del David-Apolo, la cual fue encargada a Bounarroti en 1530 y se presume que puede ser David, porque en la parte inferior tiene una protuberancia que sería la cabeza de Goliat, a quien venció.
Está la otra versión que dice que es Apolo, porque tiene la actitud heroica de sacar una flecha de su espalda.
La exposición Miguel Ángel Buonarroti... concluirá el 27 de septiembre en el Museo del Palacio de Bellas Artes (avenida Juárez y Eje Central Lázaro Cárdenas, Centro), de martes a domingo de 10 a 18 horas.