La banda irlandesa derrochó energía y rompió barreras en su primer concierto en México
Viernes 12 de junio de 2015, p. a11
En la canción Hall of fame, The Script habla a la gente ordinaria para que sea extraordinaria; primero le dice cómo sería la vida con satisfactores al capricho, para inmediatamente despertar a la multitud, uno por uno, pa- ra que se decida y dé el paso para conseguir eso, básicamente ser uno mismo, lo cual enciende los focos rojos de los millones de seguidores que tienen en el mundo, 6 mil de ellos reunidos la noche del pasado miércoles en el Auditorio Nacional, en el que fue su primer concierto en México.
Suenan a todo y son buenos músicos; han compartido escenario con U2 y Paul McCartney. Ya han vendido 20 millones de copias de sus discos e Internet los ha globalizado y acercado a los jóvenes.
Crean música para jóvenes, etapa de la vida que predominó en el foro de Reforma. Son de los años en que se está cambiando de voz y descubriendo el mundo. El ritmo sincopado de The Script abraza. Hubo asistentes que no se sentaron ni un momento durante todo el concierto, aunque les gritaban que no estorbaran.
Los gritos de los mucha- chos dejaban un zumbido entre los mayores, sus papás, que los acompañaron para no dejarlos ir solos al concert.
No faltó la oveja descarriada que quiso sentirse súper adulto y se empinó unos tragos. Se dan a notar porque hablan más fuerte, con groserías y quieren apantallar a las muchachas.
Lo que sí denotan todos es que las escuelas de enseñanza del inglés han sido un éxito, porque todos se saben las rolas de The Script en el lenguaje de Shakespeare.
A las 21:50 horas se apagaron las luces y la poderosa Paint the Town Green provocó un alarido colectivo. Las luces robóticas inundaron el espacio con tonos verdes. Del centro del auditorio entraron los músicos acompañados de varias personas que ondearon banderas blancas. Eso fue un comienzo que rompió barreras y la comunicación, simplemente, fluyó. El sonido de un violín entrevé la cultura celta.
El grupo irlandés regala Hail, Rain or Sunshine; Breakeven... Superheroes, en cuya letra se alude a que el dolor es una forma de poder. Con We cry los coros inundaron todas las esquinas.
No hay pausa en el ritmo y hasta las calmadas se escuchan heavy, machaconas. Nada de contrapuntos para abajo. Nada de melodías dulzonas.
Reminiscencias
El rock se volvió viejo... hasta el irlandés, con Bono y compañía ya abueleando. La sangre nueva está en grupos como The Script. La influencia no la ocultan y en ciertos solos de guitarra la reminiscencia va hacia The edge y I will follow.
El líder, Danny O’Donoghue, por momentos parece que cantara Party girl, de U2.
Tras el momento abridor de Daniela Spalla, en medio de banderas fosforescentes, el público seguía coreando Superheroes, que fue dedicada a toda la gente que está pasando por malos momentos
.
El guitarrista Mark Sheehan comentó de su aerofobia. Man on wire abrió paso a que Danny pidiera un teléfono celular. ¿Es tu novio?
, preguntó el cantante, quien le interpretó a la distancia al interfecto Nothing. Los éxitos Good ol’ days, Never seen anything, para oír el clásico Man who can’t be moved, una de las más esperadas de la noche. O’Donoghue apareció en el palco donde se sienta a la prensa y las fans se dieron vuelo tomando fotos. En You won’t feel a thing, Danny bajó a repartir saludos. Aún no repuestos, se escuchó 6 degrees; cerró grueso con It’s not right for you.
El tema emblemático de la noche fue Energy never dies, durante el cual en las pantallas se vio un sol brillando cuan poderoso es. Esa energía no morirá. For the first time y Hall of fame concluyeron el guión. Los jóvenes mexicanos buscan y encuentran. No consumen todo lo que se les da gracias a Internet, que les permite conocer otras músicas.
The Script lo integran: Danny O’Donoghue (voz, guitarra, teclado), Mark Sheehan (guitarra, voz) y Glen Power (batería, coros).