a la suerte está echada. Ya está en marcha la farsa electoral mediante la cual el gobierno de un reducido grupo oligárquico, nacido del fraude, ilegítimo e ilegal, pretende fabricarse un disfraz de constitucionalidad ante sus socios de otros países. En medio de la represión y las matanzas, con plena intervención en el proceso electoral de los narcotraficantes, con el país militarizado, presos políticos como la comandante Nestora, cientos de desaparecidos, la asociación entre altos funcionarios y criminales como en Iguala y con un aparato judicial lleno de corruptos y cómplices de delincuentes, el gobierno lleva a cabo sus elecciones viciadas de absoluta nulidad, porque no se realizan en un Estado de derecho o en elementales condiciones de legalidad.
Si históricamente siempre ha sido grande la abstención, en este caso la misma, los votos en blanco y los anulados batirán récords, siempre y cuando alguna mano nada oculta no rellene las urnas, además de comprar votos con comida, bolsas de cemento o chapas.
El resultado de esta fúnebre payasada –si la abstención y los votos en blanco o anulados superase el 60 por ciento– será que el partido ganador
de estos comicios ilegales probablemente no representará, con compra de votos y todo, sino al 10-15 por ciento del electorado. Será evidente la orfandad del gobierno y de sus partidos paleros o asociados, como Acción Nacional (PAN), los verdes, el de la Revolución Democrática (PRD) y Nueva Alianza (Panal). Los movimientos sociales (familiares de los desaparecidos de Ayotzinapa, maestros de la CNTE, poblaciones en lucha de Michoacán, Guerrero, Oaxaca, grupos de autodefensa, policías comunitarias) y la movilización de la OPT, el PRT y varios grupos juveniles destrozarán la maniobra del gobierno oligárquico y agente del imperialismo.
Eso dará la tónica al proceso inmediatamente posterior a las elecciones. Las violentas luchas de los mineros en Sonora, el corte durante siete horas de una autopista por los habitantes de Atenco, la ocupación del aeropuerto de Oaxaca por la CNTE, los choques en Chilpancingo entre estudiantes que boicotean los comicios y la policía y otros conflictos sociales similares serán alimentados por el triunfo de la falta de confianza en el Estado, de la inconformidad, de la protesta social, que convertirá la abstención, el voto nulo y el voto en blanco sin duda en el primer partido
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No será éste el único caso. En efecto, aunque la situación mexicana es diferente a la italiana, en Italia más de la mitad de los electores no fueron a las urnas asqueados por la política de los partidos burgueses (incluyendo en éstos al Partido Democrático, ex partido Comunista, del primer ministro Matteo Renzi) y hay una gran ruptura entre los sectores más pobres y los más politizados, por un lado, y el Estado y sus instituciones, por el otro. El topo de la rebelión trabaja lentamente en todo el planeta.
De las urnas fraudulentas en esta farsa electoral, el PRI y también el PAN sacarán provecho con la forma de curules y posiciones no avaladas por el voto popular. Su mayor aislamiento estimulará aún más el cinismo, la corrupción y la prepotencia de esos partidos y de la camarilla de Los Pinos y, como consecuencia, el odio creciente de la población a ese establishment corrupto y los intentos de derrocarlo y de comenzar a resolver los problemas desde abajo, con la fuerza de la movilización popular. Los ataques del gobierno contra los derechos y las conquistas históricas de los trabajadores, lejos de amedrentar, estimularán las luchas a medio plazo, porque la pobreza y la miseria crecerán, caerán aún más los ingresos de los sectores populares y los salarios reales, aumentará la tasa de explotación y el país dependerá cada vez más no de la exportación de productos ni de la actividad de la industria, sino de las remesas de la mano de obra nacional exportada, como esclavos, para que la explote el capital extranjero.
En esta farsa electoral serán también derrotadas algunas ilusiones. En primer lugar, la de la dirección oportunista del PRD de crecer a costa de los demás partidos capitalistas, a los que sirvió en cada votación importante. La abstención y la competencia de Morena reducirán las aspiraciones electoralistas del PRD.
Por su parte, Morena, que se opone al régimen gobernante, pero no al sistema capitalista, continuará absorbiendo residuos del PRD y del PRI, pero también organizará gente honesta que todavía cree sinceramente en la posibilidad de utilizar con fines progresistas las instituciones de un Estado creado para someter y dominar a los explotados y seguir oprimiéndolos.
Morena privilegió la vía electoral y sigue persiguiendo el espejismo de que en las presidenciales, Los Pinos y sus achichincles del INE –por no hablar de Estados Unidos– reconozcan un eventual triunfo de Andrés Manuel López Obrador. Los resultados de este domingo, sin embargo, creo que serán desalentadores para los afiliados y los militantes más honestos de Morena. En efecto, todo parece indicar que un gran sector de sus votantes potenciales no participarán en la farsa orquestada desde Los Pinos y avalada por razones puramente electoralistas por la dirección de Morena, que dio la espalda a los movimientos sociales en lucha para concentrarse en el circo grotesco y sangriento montado para reforzar a los enemigos de México.
Si Morena quisiera ser realmente una alternativa, no debe adoptar las reglas del juego del semiEstado capitalista opresor del pueblo mexicano. Por el contrario, debería apostar todo al desarrollo de las luchas y de las alternativas, como la Nueva Central Obrera o la Organización Política de los Trabajadores, que son anticapitalistas, y elegir dirigentes que miren hacia los movimientos sociales, los escuchen, los apoyen y ayuden, en vez de esperar en vano la benevolencia de un poder capitalista hostil y de los mandantes del mismo en Washington.