Chuayffet pensó que podía dar órdenes a gobernadores y SNTE: ex funcionarios
Jueves 4 de junio de 2015, p. 5
Emilio Chuayffet, titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), ‘‘creyó ser jefe, pensó que podía dar órdenes a los gobernadores y al SNTE (Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación), que podía disponer del presupuesto’’. Pero en la SEP, que no es sino ‘‘un montón de dinero y reglas hechas por otros grupos, el poder de todo funcionario es relativo. Eso es algo que Chuayffet nunca entendió’’.
Hablan dos ex funcionarios que ocuparon altos cargos en la SEP durante los dos gobiernos panistas, a condición de no revelar sus nombres. A diferencia de medio país, los declarantes no tienen los ojos pelones de sorpresa debido a la suspensión del eje central de la reforma educativa: la evaluación a maestros.
Para ellos, no hay sorpresa: ‘‘Presentaron la reforma como una verdadera panacea, como el mayor cambio que se haya hecho en el sistema educativo, pero pusieron al frente a alguien que no puede hacer giras a los estados, que no se reúne ni acuerda con los gobernadores ni con el sindicato. Por eso, el Consejo Nacional de Autoridades Educativas (Conaedu, que reúne a las cabezas de ese sector en los estados) dejó de ser un motor para convertirse, cuando mucho, en caja de resonancia’’.
En este punto vale decir que los gobiernos panistas se enfrentaron a un Conaedu predominantemente priísta y tuvieron que negociar. Ahora, la vocación centralista del gobierno de la segunda alternancia prácticamente la ha borrado.
A pesar de su formación constitucionalista, juzgan los ex funcionarios, Chuayffet fue incapaz de prever las consecuencias legales de su anuncio y, sobre todo, la manera como afectaría a ‘‘su jefe, el Presidente’’.
–¿La evaluación fue parada por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE)?
–A menos que lo que quieran sea acabar con la CNTE, no tiene sentido darle el ‘‘mérito’’ de haber parado la evaluación.
–¿Entonces qué la pospuso?
–Que técnicamente no tienen nada. No aceptaron el Acuerdo 592, hecho por consenso y en el que arrastraron el lápiz los expertos; tampoco hemos visto que el ente evaluador (el Instituto Nacional de Evaluación de la Educación) haya creado organismos auxiliares en los estados, ni que haya definido estándares de desempeño de profesores y alumnos.
‘‘No lo hubiéramos hecho así’’’, machacan los ex funcionarios, convencidos –con la experiencia de su paso por el sector– de que ‘‘el hecho de que la evaluación esté en la ley no quiere decir que se va a aplicar’’.
Dan pistas de cuál hubiese sido su camino: una ‘‘evaluación integral’’, que no es un examen, porque ‘‘si llegas sólo con un examen te van a mandar al diablo, como ya lo han hecho’’.
Dicen más: ‘‘Ni con el PAN ni con Josefina Vázquez Mota (como secretaria de Educación) se llegó a pensar en un examen; siempre prevaleció la idea de una evaluación integral’’.
Los ex funcionarios, que estuvieron en cargos clave durante los dos sexenios panistas, aseguran que Chuayffet y su equipo no se reunieron con actores importantes para explicar y promover la evaluación. ‘‘Que sepamos, no se reunieron con gobernadores, ni con el sindicato, ni con los académicos, con nadie’’.
Con cierto tono de sorna, aseguran que ellos no hubieran creado la figura de ‘‘tutores’’ (maestros con mayor experiencia y formación técnica que, según la reforma, deben acompañar a los de nuevo ingreso antes de someterse a la evaluación). ‘‘¿Quiénes van a ser los tutores? Pues docentes ligados al SNTE, porque son los que están en esas posiciones técnicas. Es decir, ¿insistieron hasta el cansancio en que la reforma era para ‘recuperar la rectoría del Estado’ sobre la educación, sólo para terminar entregándosela por esa vía a la organización gremial?’’
Pragmáticos, no piensan en la exclusión del sindicato del proceso reformador. ‘‘Cualquier reforma es impensable sin su ayuda’’, dicen. En los hechos, sostienen, retrasar la evaluación viene a ser una forma de dejar en suspenso, hasta que lleguen mejores tiempos para el presupuesto público o rehagan las cuentas, los estímulos por función. Los recortes presupuestales que ha aplicado el gobierno enfrentan, en el sistema educativo, la presión de las pensiones, dado el gran número de maestros que prefieren jubilarse a enfrentar la evaluación (250 mil en los próximos tres años, según el SNTE).
Por otra parte, una fuente del sindicato asegura que la efervescencia electoral y la movilización de la CNTE, que ha realizado acciones en varias entidades del país para boicotear los comicios, han desembocado en los medios como una suerte de ‘‘mascarada para tratar de ocultar la incapacidad del propio gobierno’’, así como para tratar de minimizar una inminente crisis en el sistema de pensiones y una incapacidad del gobierno para afrontar el peso financiero de los estímulos.
Aristóbulo en la SEP
No todos los procesos de evaluación se han detenido. En estos días, las escuelas del país llevan a cabo sus evaluaciones a partir de los manuales y normas que les envía la SEP. En el Distrito Federal, por ejemplo, la Administración de Servicios Educativos, a cargo del ex elbista y ex ebrardista Luis Ignacio Sánchez Gómez, envió a los jardines de niños una guía de ‘‘Evaluación institucional del logro educativo’’, dirigida a los docentes que tienen la obligación de ‘‘aplicar’’ la evaluación, con base en el Programa de Estudio 2011 (es decir, anterior al inicio de este gobierno).
En la página 13 del documento se lee, sin comillas, aunque se incluya la referencia: ‘‘Es precisamente a través del lenguaje que el niño y la niña se insertan en el mundo y se diferencian de él, ya que en su desarrollo van pasando de una función afectiva e individual, a cumplir una función eminentemente cognitiva y social. A través del lenguaje tanto oral como escrito, el niño y la niña pueden expresar sus sentimientos y explicar sus reacciones a los demás, conocer distintos puntos de vista y aprender valores y normas’’.
Busque el lector la referencia y lea: ‘‘Es precisamente a través del lenguaje que el niño y la niña se insertan en el mundo y se diferencian de él, ya que en su desarrollo van pasando de una función afectiva e individual, a cumplir una función eminentemente cognitiva y social. A través del lenguaje tanto oral como escrito, el niño y la niña pueden expresar sus sentimientos y explicar sus reacciones a los demás, conocer distintos puntos de vista y aprender valores y normas’’.
El documento que inspira a los evaluadores mexicanos se titula ‘‘Educación inicial. Bases curriculares’’, y lleva la firma del Ministerio de Educación y Deportes de la República Bolivariana de Venezuela. Y una fecha: febrero de 2005, cuando tal ministerio estaba a cargo del profesor Aristóbulo Istúriz, cercano entre los cercanos de Hugo Chávez Frías.
La evaluación, esa panacea que nos llevaría al paraíso.