enunciar a cambiar de gobierno combinando movimientos y votos es condenarse a sufrir el que tenemos. Por eso pienso que hay que votar. Aunque también es entendible y respetable el anulismo.
Lo inaceptable es que se amenace con impedir por la fuerza las elecciones si antes el gobierno no concede tal o cual demanda: si no aparecen los 43 impediremos sus elecciones, si no derogan la reforma educativa impediremos…, si no otorgan permisos a transportistas impediremos…, si no conceden cabildos y diputaciones a indios impediremos…, si no dan programas para el campo impediremos…
Aun si manipulado y pervertido, el voto es un derecho ciudadano universal que debe defenderse y no secuestrarse por legítimas que sean las demandas particulares que se aleguen.
No a las elecciones
es un error. “No a las elecciones… si no me conceden lo que pido” es un inadmisible chantaje.
Por años peleamos por acabar con el voto corporativo de los gremios y ahora resulta que algunos gremios adoptan el no voto y el sabotaje, también corporativos, asumiendo como gremios lo que en todo caso les tocaría definir a los agremiados como ciudadanos.
Ya los partidos habían secuestrado a los ciudadanos y ahora también los secuestran los gremios.