partir de junio estará prohibido fumar en los lugares públicos cerrados de Pekín, aunque muchos dudan que pueda aplicarse esta medida en el reino del tabaco.

En un país donde es muy común fumar en los restaurantes, en los ascensores o en los taxis, la capital pretende hacer gala de una firmeza inédita, inspirada en las legislaciones de países desarrollados.

Los establecimientos comerciales que incumplan la norma serán sancionados con una multa que podría alcanzar el equivalente a 25 mil pesos, mientras que los fumadores que infrinjan la regla tendrán que pagar una sanción de unos 500 pesos.

El tabaco estará igualmente prohibido en algunos espacios al aire libre, como los recintos escolares y deportivos, así como los hospitales. La publicidad de cigarrillos estará prohibida en el exterior.

China está al final en la lucha antitabaco. Es el primer producto y consumidor del mundo. Más de un tercio de los cigarrillos fabricados en el planeta se fuman en china, donde aún son muy baratos.

El país cuenta con más de 300 millones de fumadores. El tabaquismo causa la muerte de una persona cada 30 segundos. La experiencia en Pekín, con más de 20 millones de habitantes, será crucial para una extensión de la ley a escala nacional.

La cautela se impone tras varios anuncios parecidos que han resultado infructuosos. En los Juegos Olímpicos de 2008, las autoridades prometieron un acto para no fumadores, que no funcionó. No creo que una medida legislativa sea suficiente. Esto es ante todo una cuestión de educación, asegura Li Tiescheng, restaurantero.

Según los especialistas, el monopolio estatal de la industria del tabaco es un obstáculo para las medidas anticigarros. La compañía estatal China National Tobacco Corporation es la primera tabacalera mundial, con una producción tres veces superior a la de su primer competidor, Phillip Morris.

Afp