El periodista, productor y crítico mexicano falleció víctima de un paro cardiaco en Tabasco
Relataba con chispa, sin recovecos, sus vivencias al lado de los artistas, como el motivo que inspiró a Juan Gabriel a componer Amor eterno, que dedicó a un lanchero de Acapulco
Editó la colección Hablando con música ante su preocupación por la falta de datos sobre las canciones
Domingo 31 de mayo de 2015, p. 7
“Con la colección Hablando con música queremos subsanar la falta de información sobre las canciones, cómo surgieron, quiénes las inspirararon; es para crear el soundtrack de México”, expresó en entrevista Jaime Almeida a La Jornada el pasado 15 de marzo, a propósito de ese trabajo de investigación que sería el último en publicar, pues ayer falleció, víctima de un paro cardiaco.
El periodista mexicano y experto en música, falleció aproximadamente a las dos de la mañana, en Paraíso, Tabasco. Durante la tarde del viernes, participó en el zócalo de esa ciudad junto con el trío Los Dandy’s en un foro donde habló sobre la historia del bolero. El hotel donde se hospedaba se negó a dar información al respecto, ya que sólo tuvieron acceso a la habitación que ocupaba el periodista, el Ministerio Público, el médico legista y el presidente municipal, acompañado de algunos colaboradores.
El presidente Enrique Peña Nieto lamentó el deceso del especialista y por medio de su cuenta de Twitter dijo: Jaime Almeida nos demostró siempre su amor y pasión por la música popular. Lamento su sensible fallecimiento
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El campanazo
El productor y conductor tenía 66 años de edad. Almeida era el presidente del consejo consultivo y del jurado calificador del Premio Nacional de Locución en la Asociación Nacional de Locutores. Comenzó su carrera de reportero en 1969. Trabajó en el extinto noticiero 24 Horas que condujo en esos años Jacobo Zabludovsky. No reporteaba sobre música, sino información política. Tuvo un campanazo cuando fue el único que entrevistó a José López Portillo cuando resultó el candidato del PRI a la Presidencia de la República. El Tigre Azcárraga preguntó que quién había sido el entrevistador. De ahí, el Tigre lo pasó a radio, sin aumentarle el salario. Luego lo nombró el mandamás de Mélody, la disquera de Televisa, y tampoco le aumentó el sueldo. Un día, desesperado por su empobrecimiento inexplicable le pidió a Acárraga que le diera más dinero. ¿Qué, a poco no te alcanza con la payola?
Almeida juraba que ni por aquí le pasaba esa idea.
Fue director de Comunicación Social de la Secretaría de Asentamientos Humanos y Obras Públicas y posteriormente condujo el programa musical Estudio 54, de 1982 a 1990. En los últimos años, de 2010 a 2013, fue coordinador del catálogo de radio en la Fonoteca.
Huía de la cultura de mármol y sus anécdotas musicales las relataba con chispa, sin recovecos. Un ejemplo, narrado por él, fue el motivo que inspiró a Juan Gabriel a componer Amor eterno, que cientos de miles de madres han hecho suya. En realidad, dijo Almeida, Juanga se la hizo a un lanchero de Acapulco. Así de lapidaria es la inspiración.
Expuso a este medio: “En el periodismo de espectáculos suelen escribirse notas que reflejan un escaso conocimiento del artista del que se habla y pocos datos sobre las canciones, por lo que la colección Hablando con música pretende ayudar a las nuevas generaciones de comunicadores y al público en general a subsanar esa carencia”.
Crear una memoria
Se trata de una colección de cinco discos en la que hace un recorrido por la historia de la música popular. Cada disco compacto contiene canciones de cinco géneros: tropical, tríos, mú-sica disco, de los ochenta y boleros, en sus voces originales o en versiones que fueron éxito.
La nota añade: “Almeida comenta temas muy conocidos con anécdotas o vivencias que dieron origen a cada canción, lo cual es fundamental para crear una memoria que de otro modo se perdería al paso de los años, con la muerte de los autores o personas cercanas. Así, por ejemplo, en Lo mejor de la música disco se incluyen I Will Survive, Last Dance, Funky Town y Celebration, que pondrán a bailar a quienes crecieron en sus años de juventud en antros donde la pista de baile era de cristal grueso y debajo había luces. Eran los días de los zapatos y pantalones acampanados, de rayas negras, blancas y amarillas, de pelo afro y de chocar las caderas. La música disco fue una pesadilla para los rockeros clavados en la música inglesa y gringa. Se les hacía vacua, tonta y fresa, encabezada por actores bailarines, con gracia de elefante tipo John Otra vuelta (Travolta) y Olivia Bubble Yom (Newton-John).
“En lo mejor de la música tropical se escuchan Luces de Nueva York, Ese hombre, Caballo viejo y El negro africano, verdaderas rolas de tíbiri-tábara y mucho fara-fara. Figuran boleros como Historia de un amor, Cómo fue y Sabor a mí, de Álvaro Carrillo. De los tríos vienen joyas como Usted, Contigo, El reloj, La barca y Rayito de luna, que se siguen escuchando en cantinas, bares y reuniones familiares. El disco de los ochenta tiene piezas como On the Radio, Square Room y All Night Long, que hará a los ochenteros decir la frase: Viejos los cerros y reverdecen.
“Almeida dijo que esta colección es la continuación de una serie lanzada al mercado en 2014. En ese año el disco más vendido fue el de tropical. Platico anécdotas, chismes, trivias, historia, razones de cada una de esas canciones. Es un repaso a la pista sonora de México. Los comentarios harán que el público valore más cada canción. Ya saben ustedes que más sabe el Diablo por viejo que por Diablo, pero si eres viejo y Diablo, pues mejor. En ese sentido, toda mi vida me la he pasado, como periodista que soy, estudiando y leyendo, así como platicando con mucha gente en largas desveladas. Estos discos son el resultado de toda esa experiencia. Lo considero una aportación a la cultura de México, porque tenemos una gran amenaza por la globalización. Vamos hacia una cultura global donde lo local ya no va a tener sitio. Hay que cimentar ahora el valor de lo nuestro, antes de que al rato todo sea lo mismo; es decir, que todos traigamos los mismos pantalones y comamos las mismas hamburguesas. En nuestro caso el peligro es que todos escuchemos las mismas canciones.
Esta colección sólo es posible crearla metiéndole muchas horas pompa al estudio. Lo más difícil en los 13 discos que tenemos en las tiendas ha sido la selección de temas de cada género. Por otro lado, he buscado que los datos sirvan a todas las personas, independientemente de su actividad. No se trata de hacer nostalgia y hablarle sólo a los ricos.
Pista sonora
En otra nota, publicada en este diario, sobre la exposición Memorabilia (tienda), instalada en el Auditorio Nacional, donde se mostraron objetos y prendas de artistas mexicanos, como los suéteres de César Costa, Jaime Almeida se dio vuelo platicando sobre cantantes y actrices bellas y gráciles. Eso fue el martes 27 de abril de 2010.
Podían verse objetos relacionados con celebridades del canto, el baile, la actuación, el cine, la televisión, etcétera. “Allí se puede conseguir una guitarra de Alejandro Lora diseñada por él mismo, con su loraseñal; el traje que Evangelina Elizondo lució al lado de Adalberto Martínez Resortes en la película Los platillos voladores; una foto autografiada por Yolanda Montes Tongolele, o la lira con la que Marco Antonio Muñiz tocó en Los Tres Ases.
“Para Jaime Almeida, Memorabilia responde al concepto de que la música debe compartirse. Es la pista sonora de la película, la vida, las personas, y esto puede representarse en un objeto como los aquí exhibidos. Entre las rarezas hay un boleto para un concierto de Michael Jackson, una foto firmada por Atahualpa Yupanqui…”
La familia de Almeida, quien nació en Chihuahua, radica en Tucson, Arizona, por lo que es probable que sus restos sean llevados allá, luego de velarse en el Distrito Federal.