La compañía Los Endebles presenta Los cuervos no se peinan, en el teatro Sergio Magaña
con dramaturgia hiperpoética y lúdica: ¿todos los niños son iguales?
Dejemos de tratarlos como manada
, señala el director Boris Schoemann a La Jornada
Viernes 29 de mayo de 2015, p. 5
Una mañana Emilio descubre que una pequeña pluma negra brota de su brazo, la arranca con suavidad y la guarda en secreto dentro de su melena, justo debajo de su gorra de colores. Desde ese día, una pregunta ronda su cabeza: ¿Todos los niños son iguales?
Esa es la trama de la puesta en escena Los cuervos no se peinan, de Maribel Carrasco, con dirección de Boris Schoemann, que la compañía Los Endebles presenta en el teatro Sergio Magaña, donde concluirá temporada el 14 de junio.
Dirigida a todo público y con una dramaturgia hiperpoética y lúdica, los temas centrales son la diferencia, el deseo y la libertad.
“Efectivamente se abordan más la diferencia, la discriminación y la violencia en la escuela. Todos los niños son distintos y hay que respetar eso para evitar generaciones de adolescentes o de infantes grises que no quieren hacerse notar en el plantel escolar, lo cual es gravísimo, porque son cosas de bullying que vemos últimamente”, expresa el director de Los Endebles.
Los cuervos..., una coproducción de Los Endebles, el programa Alas y Raíces y de la Secretaría de Cultura de San Luis Potosí, se ha presentado en varios foros del país desde 2012 y en el extranjero en el Festival Méli’mômes en Reims, Francia, y en Canadá.
Comunicación padres-hijos
Para Schoemann es difícil hablar de temáticas delicadas entre padres e hijos, pero el teatro propicia esta comunicación en las familias.
La historia se inicia cuando una mujer, sola, sueña con tener un hijo y de repente le cae un huevo en su sombrero; quiere dejarlo en el lugar al que pertenece, pero nace un pequeño cuervo medio raro que le dice mamá.
“Ella lo quiere dejar –explica Schoemann–, pero siente que si le pone unos zapatos, lo viste y retira unas plumas tal vez podría convertirse en su pequeño hijo cuervito, y le quita su personalidad de cuervo para poner la que ella desea de un niño. Sin embargo, esta situación cambia cuando a los siete años el cuervito quiere ir a la escuela, donde lo tratan mal porque lo ven distinto.”
En la trama, las plumas negras del pequeño cuervo crecen, como también lo hace el deseo de volar lejos, como las aves que observa a diario por la ventana.
El director señala que el montaje refleja cómo todas las madres, en algún momento, deben dejar ir a su hijo adolescente para vivir y volar con sus propias alas, también está presente en la obra el tema del derecho a la maternidad y lo que conlleva criar a un hijo y respetar lo que éste quiere ser, sin seguir un modelo social o religioso.
La idea de Los Endebles, según Schoemann, es crear un teatro para todo público, sin etiquetas, con una dramaturgia hiperpoética, lúdica, pero también con dinámicas interesantes, pues asegura que los niños son más inteligentes que sus padres y entienden perfectamente cualquier metáfora teatral.
Cuando tratas a los niños o adolescentes con sensibilidad e inteligencia te devuelven inteligencia en sus comentarios, porque ellos entienden perfectamente; dejemos de tratarlos como manada
, señala Schoemann.
Con las actuaciones de Amanda Farah y Sergio Solís, de la compañía Los Endebles, Los cuervos no se peinan se escenifica del 16 de mayo al 14 de junio en el teatro Sergio Magaña (Sor Juana Inés de la Cruz 114, colonia Santa María la Ribera). Funciones: sábados y domingos, a las 13 horas.