Persiste el desafío de crecientes tasas de sobrepeso y obesidad
Jueves 28 de mayo de 2015, p. 37
En el informe El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo, la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) afirma que México está entre las naciones de América Latina que han reducido a la mitad el porcentaje de personas que padecen hambre.
En México, Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, Venezuela y Uruguay, los índices del hambre se encuentran por debajo del umbral de cinco por ciento, destaca.
La FAO expone que en la región se aceleraron los progresos en la reducción de la prevalencia de la subalimentación, en el caso de los niños menores de cinco años pasó de 7 a 2.7 por ciento; los progresos se aceleraron a partir de 2000 y se deben al crecimiento económico combinado con un compromiso más sólido con la protección social
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Sin embargo, destaca, persisten importantes desafíos, pues “numerosos países registran crecientes tasas de sobrepeso y obesidad y, en consecuencia, una prevalencia cada vez mayor de enfermedades no transmisibles.
De acuerdo con el informe, en el mundo 795 millones de personas siguen estando subalimentadas –de las cuales 780 millones viven en regiones en desarrollo–, es decir, una de cada nueve no puede consumir alimentos suficientes para llevar una vida activa y saludable.
La FAO insiste en que la erradicación del hambre a mediano y largo plazos sólo podrá lograrse si todas las partes interesadas contribuyen a diseñar y promulgar políticas en aras de la mejora de oportunidades económicas, la protección de grupos vulnerables y la preparación ante desastres. Para avanzar hacia las metas relativas a la seguridad alimentaria y la nutrición es preciso que haya comida disponible, que sea accesible y que su cantidad y calidad sean suficientes para garantizar buenos resultados nutricionales
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Agrega que en los países pobres la mayoría de las personas que padecen hambre viven en zonas rurales, donde prevalecen la agricultura familiar y a pequeña escala, por lo que son fundamentales para reducir la pobreza, tienen efectos positivos significativos en los medios de vida de los pobres debido a la mayor disponibilidad de alimentos e ingresos que generan
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