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La académica de EU Rolena Adorno ofreció conferencias magistrales invitada por el INAH

Historiadora destaca la relevancia de conectar pasado y presente

Es especialista en los cronistas de Indias

Para ella, el legado de Nezahualcóyotl o de Sor Juana no es sólo mexicano, sino hemisférico: de alguna forma todos somos hijos de Colón

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Adorno también vino al país con el interés de conocer el Códice Chimalpahin, recientemente repatriado por el INAHFoto Luis Humberto González
 
Periódico La Jornada
Lunes 25 de mayo de 2015, p. 6

El pasado vive en el presente, no obstante las transformaciones históricas, por ello es importante conectar las ideas que se generaron, por ejemplo, en el siglo XVI con las actuales.

Se trata de una experiencia enriquecedora que se debe compartir, sobre todo, con los jóvenes, considera Rolena Adorno (Iowa, 1942), investigadora, crítica literaria y lingüista estadunidense.

La especialista en los cronistas de Indias visitó México invitada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) para ofrecer conferencias magistrales en el Museo Nacional de Antropología acerca de la historia de la conquista de América a partir de la pluma de quienes la vivieron.

Con 40 años de profesora universitaria de literatura novohispana en Estados Unidos, la catedrática explica que para los estudiantes que se acercan a la poesía de Nezahualcóyotl o de Sor Juana Inés de la Cruz, “sobre todo si son de ascendencia latina, resulta una sorpresa descubrir en esas obras sus raíces, y ellos se convierten en una inspiración para sus compañeros, porque reflejan lo importante que es contar con un pasado.

No se trata de una herencia sólo mexicana, sino hemisférica, porque todos somos, de alguna manera, hijos de Cristóbal Colón. Los migrantes, desde el siglo XVI hasta los de la semana pasada, tenemos ese legado, y la experiencia de ser migrantes o descendientes de ellos nos une a la idea de que los relatos del pasado antiguo nos importan, señala en entrevista con La Jornada.

Adorno también vino al país con el interés de conocer el Códice Chimalpahin, recientemente repatriado por el INAH y resguardado en la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, toda vez que en sus páginas hay anotaciones del intelectual originario de la Nueva España Carlos de Sigüenza y Góngora, uno de sus autores favoritos.

Él, fray Bartolomé de las Casas, Juan Ginés de Sepúlveda, Bernal Díaz del Castillo y Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, entre otros, fueron autores “que se comunicaron con un mundo que no podía ver lo que ellos narraban. Escribieron sobre la conquista o la no conquista de América para quienes en Europa ni idea tenían de cómo eran los paisajes de estas tierras.

Por ello son deslumbrantes sus escritos, pues, por ejemplo, ¿cómo hizo Gonzalo Fernández de Oviedo para describir una piña, que para él era una gloria? ¿Y cómo describir la cultura antigua? Ese fue el reto, explica.

Los cronistas, continúa la especialista, escribieron en el contexto de apasionadas discusiones que Adorno denomina las polémicas sobre la posesión de las Indias. Ubica el inicio de tales controversias lo ubica en el siglo XVI, con los debates sobre la posesión política de tierras, personas y recursos, emprendidas por autores europeos e incluso personajes de ficción.

Esas polémicas constituyen una matriz que anima y da sentido a la literatura hispanoamericana, formada por “textos en los cuales nunca hablo de historia versus ficción, porque sería un corte demasiado brusco. Inventar discursos, agregar anécdotas, era algo común del arte de ser historiador. Por eso, los textos son un todo, no una radiografía fiel, a los cuales debemos enfrentarnos hoy buscando un dato aquí, otro allá, comparando versiones.

A lo largo de los siglos virreinales vemos una cadena de lectores que luego se vuelven autores. Lectores no sólo de obras locales. Había redes de lectores que luego se convertían en escritores, en una época en la que no existía la facilidad que hoy tenemos para acceder a textos de otros país. Por eso, la tradición virreinal no es un grupo de perlas sin relación entre sí, y eso es lo que siempre trato de destacar entre mis alumnos, concluye.