Integrantes de cerca de 60 organizaciones y colectivos marcharon ayer por Paseo de la Reforma, desde el Ángel de la Independencia hasta el Monumento a la Revolución, con la exigencia de que la trasnacional Monsanto salga del país.

En el contexto del Carnaval del Maíz, que se realiza con motivo del Día de Acción Mundial contra Monsanto, miles de activistas resaltaron la importancia de la moratoria existente para impedir la siembra de maíz transgénico en México, resultado de una demanda colectiva que frenó desde hace 20 meses la plantación del grano genéticamente modificado en el país.

En un ambiente festivo y encabezados por danzantes, los defensores del maíz nativo, tanto en pancartas como en consignas, clamaban: A la mierda los transgénicos, se ve, se siente el maíz está presente, y exigieron: Queremos frijoles, queremos maíz, queremos a Monsanto fuera del país.

También mascotas

Los inconformes lanzaron al aire polvos que simbolizan los colores de las semillas que hay en México. De amarillo, rojo, verde, rosa, azul y morado se pintaron los rostros, el cabello y la vestimenta de los activistas, así como algunas mascotas que acompañaron la protesta.

En un pronunciamiento denominado Carnaval del maíz: resistiendo desde la alegría, Alto al exterminio y la depredación, destacaron que “este 23 de mayo en todo el mundo –por tercer año consecutivo–, nosotros, nosotras, miles de personas salimos a las calles a alzar la voz en contra de Monsanto, la empresa trasnacional que pretende privatizar la vida. Este día salimos a defender y a celebrar nuestros maíces, nuestras semillas, nuestra historia y nuestra cultura.

Salimos a resistir desde la diversidad, a contradecir desde la dignidad, conjugando el baile y la subversión, la rabia y la tradición.

Ana de la Cruz, del Carnaval del Maíz, enfundada en traje de abeja, señaló que los transgénicos han afectado a los insectos polinizadores y citó el caso de Campeche, donde se ha contaminado la miel por la siembra de soya transgénica. El polen de estos organismos lo llevan las abejas a las colmenas y contaminan la miel. Además, varios agroquímicos y pesticidas tienen un componente que mata esos insectos, por eso ha habido una disminución drástica de su población.

Añadió: los polvos de colores son un ejercicio didáctico y lúdico. Sí, estamos protestando, exigiendo que salga Monsanto y el maíz transgénico, pero también esto es para celebrar esta diversidad, no sólo del maíz, sino también de las formas de lucha de muchos actores.

Iván Jiménez, también del colectivo Carnaval del Maíz, resaltó la importancia de que tras la demanda colectiva interpuesta por investigadores y organizaciones haya una moratoria desde hace 20 meses para la siembra experimental.

Indicó que tan sólo en Estados Unidos más de 300 ciudades llevan a cabo esta protesta, y en el mundo millones estamos marchando, pero no sólo los transgénicos los produce Monsanto; están también Syngenta, Dupont y Pioneer.

Dijo que ante la medida para impedir al siembra experimental de maíz, lamentablemente, Sagarpa y Semarnat han metido apelaciones para levantar la moratoria y esto no debe suceder, porque somos centro de origen del maíz. Se perdería la variedad de maíces que desde hace 9 mil años los pueblos originarios cultivaban.

En el Ángel de la Independencia las organizaciones hicieron un acto cultural. Comenzaron con una ceremonia de apertura al Cosmos con danzantes y luego montaron una obra de teatro de Vía Orgánica. Allí estuvieron presentes también Fidel Sánchez, uno de los voceros del movimiento de los jornaleros de San Quintín y doña Trini, del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra de Atenco. En el Monumento a la Revolución participó en la ceremonia Tomás Rojo, vocero de la tribu yaqui.

En el pronunciamiento no sólo se mencionó la devastación ambiental del país, sino también el grave deterioro de nuestras libertades políticas y derechos humanos. Estamos ante una profunda agudización de la represión y la criminalización de la las diferentes luchas sociales. La desaparición de nuestros hermanos de Ayotzinapa jamás podremos olvidar.