No sé qué tan abajo quedé, pero aún no está en mi cabeza el retiro
Domingo 24 de mayo de 2015, p. a14
No hay amargura en Édgar Sosa. Perdió ante el mejor peleador de los pesos pequeños, el nicaragüense Román Chocolatito González justo cuando en mejores condiciones se sentía. Fue un nocaut técnico en apenas dos asaltos. Ayer aún sentía frustración, pero empieza a digerirlo.
Estoy consciente de lo que ocurrió. Yo tardo unos asaltos en en dar lo mejor, pero todo fue muy rápido y no puedo rescribir nada
, dijo Sosa una semana después del combate en California.
Sé que ese resultado ahora podrá ser aprovechado por algunos peleadores y promotores. Van a querer usarme de escalón o para aumentar sus récords por la derrota que pareció llegó fácil. Eso es engañoso
, precisó.
Sosa, de 35 años, se adhiere con todo su ánimo a pensar que ese resultado puede confundir, en la medida en que muchos lo darán por acabado y cercano al retiro. Lo reconoce, pero piensa capitalizar esa impresión en su favor.
Creo que me abrirá otras posibilidades, los que piensen que soy presa fácil me buscarán y podré demostrarles que todavía tengo mucho que ofrecer en el pugilismo
, señaló.
Estar arriba o abajo en la rueda de la fortuna del boxeo, de la vida, –como explica– no le quita la voluntad de empezar de nuevo para encontrar una buena oferta, aunque admite que puede resultar ofensivo
que muchos lo miren con esa condescendencia que se dedica a los que están acabados.
No sé qué tan abajo quedé después de la reciente derrota, pero en este deporte hay muchos peleadores que han sufrido caídas muy fuertes y después han regresado para convertirse en campeones. Lo que no me ha pasado por la cabeza en ningún momento es retirarme
, aseguró.
Es común que los boxeadores al borde de decir adiós al pugilismo se aferren a seguir en combate, aun cuando sus facultades desaparecieron y empiezan a acumular derrotas. Sosa recuerda una retahíla de nombres que se negaron a despedirse del boxeo hasta que los echaron a golpes.
Yo no estoy en momento de aferrarme. Muchos han dicho que debo retirarme, pero la gente no está en mi cabeza ni en mis piernas; eso sólo yo lo sé
, refirió.
Con esa certidumbre, indicó que nunca se pondría en riesgo para seguir peleando si el cuerpo ya no se lo permitiera. Lo primero que lo detendría, dijo, sería su propia familia, porque sabe del riesgo de seguir peleando cuando se ha perdido la habilidad.
Hace un recuento de sus momentos adversos. El primero fue en noviembre de 2009, cuando un cabezazo violento le fracturó el rostro y en ese embate perdió el título minimosca del Consejo Mundial de Boxeo, que defendió con éxito en 10 ocasiones.
Ahora éste a manos del Chocolatito. Sólo un par de nocauts técnicos en una carrera con 60 combates, 51 victorias y nueve derrotas.
“Ese nocaut (el del filipino Rodel Mayol) aparece en mi récord, pero es obvio que fue una mala decisión del réferi y del médico responsable. Después el del Chocolatito, pero ninguno ha sido de consecuencia”, explicó.
Sosa volverá pronto al gimnasio y lo hará convencido de que el boxeo aún tiene ofertas listas para que las aproveche.