La Habana.

Los delegados del presidente colombiano, Juan Manuel Santos, exigieron el jueves a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) el compromiso de no sembrar más minas antipersonas y de manera simbólica se remangaron los pantalones para condenar la muerte de una niña que pisó un explosivo en una zona rural del departamento de Cauca.

La acción de los representantes gubernamentales ocurrió durante la apertura de un nuevo ciclo de conversaciones con guerrilleros en Cuba, a seis días de que la administración de Santos anunció la próxima cancelación –en octubre– del uso del herbicida conocido como glisofato.

Para este nuevo ciclo de pláticas se tiene prevista la asistencia de la canciller María Ángela Holguín y del empresario Gonzalo Restrepo, así como de Luis Carlos Villegas, designado esta semana por Santos nuevo ministro de Defensa, en remplazo de Juan Carlos Pinzón, nombrado embajador en Washington.

Esta es una verdadera tragedia humana. Tenemos que limpiar el territorio colombiano, manifestó el representante oficial, Humberto de la Calle. Llegó la hora de que las FARC asuman el compromiso de no sembrar una mina más, agregó el funcionario.

Al fin de la pasada ronda de conversaciones a comienzos de este mes, las partes anunciaron que habían llegado a un convenio para desminar en conjunto algunas poblaciones rurales, primera experiencia de este tipo.

Desde la década de los 90 unas 11 mil personas han sido víctimas de las minas antipersonas y aunque las FARC dejaron de usar estos artefactos –bajo supervisión internacional–, los emplean otros grupos como el Ejército de Liberación Nacional (la otra guerrilla activa del país), paramilitares y narcotraficantes.

Las FARC, por voz de la comandante Victoria Sandino, también hicieron uso de la palabra antes de ingresar al foro de conversaciones para proponer que la mesa de diálogo analice el informe de la Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas, y plantee además la formación de comisiones sobre la verdad de la guerra y los paramilitares.

El proceso entre el gobierno de Santos y las FARC comenzó a finales de 2012 y hasta ahora los tres puntos en los cuales las partes han logrado un acuerdo parcial son temas agrarios, la participación política de la guerrilla y el combate al narcotráfico.

Desde las montañas de Colombia el jefe máximo de las FARC, Timoleón Jiménez, conocido por su nombre de guerra como Timochenko, negó acusaciones publicadas en la prensa mexicana acerca de que la organización entrene bandas delictivas en México, y consideró esas afirmaciones como un ataque a las negociaciones de paz que el grupo rebelde mantiene con el gobierno de Colombia.