Viernes 22 de mayo de 2015, p. 22
La conquista de la antigua ciudad de Palmira, en Siria, por parte del Estado Islámico (EI) provoca temores de que dañen estas célebres ruinas, ya que éstos milicianos u otros yihadistas han destruido tesoros arqueológicos en varios países.
Irak
En febrero, los yihadistas redujeron a polvo numerosas piezas, entre ellas objetos, obras y artículos de inestimable valor expuestas en el museo de Mosul, segunda ciudad del país, convertida en el principal bastión del EI en Irak.
Para mostrarlo, difundieron videos en los que se les veía destrozando esculturas de civilizaciones preislámicas, calificándolas de idólatras, pero especialistas creen que el EI sólo destruyó las piezas que eran demasiado grandes para revenderlas en el mercado de contrabando.
El EI está acusado de saquear y vandalizar numerosos sitios arqueológicos, entre ellos la antigua ciudad de Hatra, clasificada como patrimonio mundial de la Organización de Naciones Unidas para la Ciencia, la Cultura y la Educación.
Libia
Yihadistas demolieron en agosto de 2012 el mausoleo de Al Shab al Dahmani en Trípoli y profanaron la tumba de este sabio, lugar de peregrinación para algunos musulmanes, especialmente los sufíes.
Saquearon una biblioteca y destruyeron un mausoleo en Zliten y Misurata, en la zona oeste.
Malí
En junio de 2012, milicianos de Ansar Din destruyeron mausoleos de santos musulmanes en el recinto de la mayor mezquita de Tombuctú, considerada patrimonio mundial de la humanidad.
En septiembre de ese año, combatientes del Movimiento para la Unidad y la Yihad en África Occidental destruyeron el mausoleo del jeque El Kebir, a 330 kilómetros al norte de Gao, con martillos y picos.
Casi tres meses después de las primeras destrucciones, yihadistas destruyeron el mausoleo de otro santo en la localidad de Gundam, a 90 kilómetros de Tombuctú, noroeste de Mali. Se trataba del mausoleo de Alfa Mobo, junto al cementerio de la ciudad.
Afganistán
En 2001, los milenarios Budas del valle de Bamiyán, centro de Afganistán, fueron destruidos por los talibanes, en el poder en Kabul desde 1996.
Los Budas de piedra, tesoros de la humanidad, uno de los cuales era el más grande del mundo, con 55 metros de altura, habían sido construidos hace más de mil 500 años, cuando ahí florecía una riquísima y original cultura budista, nutrida además por el aporte griego de Alejandro Magno, quien había extendido su imperio hasta esas regiones.