Esos productos son innecesarios en infecciones respiratorias y diarreas infantiles, señalan
Alergias y sobrepeso, entre los efectos por pérdida de bacterias que preservan el organismo
Sábado 16 de mayo de 2015, p. 33
Cancún, QR.
Hasta 75 por ciento de las recetas médicas para el tratamiento de infecciones respiratorias y diarreas en la infancia contienen antibióticos de manera innecesaria. No se requieren estos productos y, en cambio, su uso indiscriminado ha ocasionado la pérdida de bacterias que protegen el organismo de otros males, afirmó Sarbelio Moreno, jefe del Departamento de Infectología del Hospital Infantil de México Federico Gómez.
Por la pérdida de la variedad bacteriana en diferentes partes del cuerpo ocasionada por el uso indiscriminado de esos fármacos, se ha visto un aumento en la frecuencia de alergias, sobrepeso y, a mayor edad, cuadros graves de colitis, afirmó Francisco Guarner, consultor en gastroenterología en la Universidad Vall d’Hebron de Barcelona.
Consumo excesivo
Ambos especialistas participaron en la Cumbre Sanofi 2015, foro de actualización médica, que se desarrolla en esta ciudad con la participación de unos 700 galenos de diferentes áreas de especialidad del país. Guarner destacó que el descubrimiento y uso de los antibióticos explica la disminución de la mortalidad infantil y el aumento en la esperanza de vida de la población.
El problema es que se perdió de vista que el consumo excesivo de estas medicinas, sobre todo en la infancia, afecta a la microbiota (flora intestinal) que participa en el metabolismo. Se compone de bacterias buenas
que colaboran con el sistema de defensas a contrarrestar enfermedades. El empobrecimiento
de la flora intestinal a causa del uso excesivo de antibióticos aumentó en más de seis veces la posibilidad de tener una enfermedad intestinal. Así lo demostró una investigación sueca en niños de cinco a siete años de edad, indicó.
Los médicos y la sociedad en general debe conocer estos datos para cuestionar si los tratamientos que se indican para los niños necesita incluir antibióticos.
Moreno aseguró que estos fármacos sólo se requieren para menos de tres por ciento de las infecciones respiratorias o diarreicas. Sin embargo, en México se estima que entre la mitad y hasta tres cuartas partes de las recetas para niños incluyen antibióticos.
Rodrigo Vázquez, gastroenterólogo del Hospital Infantil de México, comentó que este es otro factor de riesgo para el sobrepeso y la obesidad. Esto es así por que algunas de las bacterias buenas
que son eliminadas con el uso de antibióticos en niños menores de un año de edad, participan en el metabolismo.
Resaltó que esta información se conoce hace mucho tiempo en el área de veterinaria y en específico en los lugares de cría de pollos. Para que estos animales crezcan más se les da dosis bajas de antibióticos. Entonces es comprensible que en niños con obesidad se debe indagar sobre sus antecedentes en los primeros años de vida, aparte de incidir en sus hábitos de alimentación para que bajen de peso.
Receta médica
Al comentar sobre la restricción vigente desde 2010 en México para la venta de antibióticos, condicionada a la presentación de la receta médica, Moreno advirtió que ha sido benéfica porque la automedicación era muy alta. Falta que los médicos tengan esta información para que eviten al máximo el uso indiscriminado de estos fármacos.
Otra consecuencia de la pérdida de la microbiota en la edad adulta es el desarrollo de cuadros graves de colitis que ya no responden a las terapias disponibles. Para ellos, la investigación científica ofrece a nivel experimental todavía, el trasplante fecal.
La microbiota de un individuo sano se toma de las heces fecales, se limpia
y procesa para administrarlo al enfermo, a fin de restaurar su flora intestinal, explicó Franco Scaldaferri, investigador en la Universidad Católica-Hospital Gemelli de Roma, Italia.
Comentó que los resultados de este desarrollo se dieron a conocer a escala internacional hace dos años. Se comprobó que se logra restaurar la flora intestinal y ya se exploran otros usos clínicos, como el control de niveles de glucosa.