Dado que el crimen organizado tiene una estructura globalizada, 90 organizaciones sociales de 11 países de Latinoamérica se comprometieron a construir una asociación internacional que promueva acciones contra las mafias.

Con el nombre de América Latina Alternativa Social (Alas), las agrupaciones buscan mantener una conexión estable entre ellas, para compartir experiencias sociales, favorecer la colaboración e impulsar medidas conjuntas en diversos ámbitos.

Inspirados en la antimafia italiana, los colectivos se reunieron en la ciudad de México y durante una semana debatieron sobre la situación de la región. En la declaración del encuentro resaltaron que los pueblos latinoamericanos padecen violencia, corrupción, narcotráfico, pobreza y violaciones a los derechos humanos por la presencia de un sistema mafioso trasnacional.

Señalaron que la corrupción ha penetrado grandes porciones de las instituciones gubernamentales y ello se ha traducido en protección para los criminales. También destacaron que los Estados debilitados han mostrado incapacidad, falta de interés y voluntad política para combatir, investigar, juzgar y castigar a los responsables materiales e intelectuales de las trasgresiones a los derechos humanos.

Las organizaciones que se comprometieron a trabajar de manera coordinada contra las mafias pertenecen a Colombia, Argentina, Brasil, Bolivia, México, Nicaragua, Guatemala, El Salvador, Honduras, Ecuador y Perú.