l centenario del inicio del genocidio armenio a manos del imperio otomano estuvo en México empañado por la censura de la exposición que sobre dicho acontecimiento presenta ahora el Museo de la Tolerancia, así como las presiones de varias dependencias oficiales para impedir la celebración de actos culturales que incomodaran a Turquía, país con el que el nuestro estrecha ahora lazos económicos. En Egipto, otro acontecimiento mediático corrió paralelo a las celebraciones que realizaron  los descendientes de quienes lograron sobrevivir al genocidio.

Y es que la bailarina más famosa   de la tradicional danza del vientre  tuvo la ocurrencia de lucir un traje inspirado en los tres colores de la  bandera egipcia: rojo, blanco y negro. Y por insultar la enseña nacional la armenia Sofinar Gurian fue condenada a seis meses de cárcel. No irá a prisión tras pagar una fianza y una multa por 3 mil dólares.

Ante los jueces la bailarina alegó  que nunca tuvo la intención de insultar a nadie, pues desconocía que una nueva ley castiga a quienes insulten la bandera o los demás símbolos del país. Sofinar ha actuado en varias películas egipcias y es la figura central en los lugares de espectáculos de los principales centros turísticos. Con sus movimientos de cadera también anima bodas y otras celebraciones sociales. A esa danza que data de tiempos de los faraones se oponen los grupos ultraconservadores, por ser un baile pecaminoso, ya que las ejecutantes dejan al descubierto parte de su cuerpo.

Muestras de intolerancia también hay en Irán, donde el gobierno que preside desde 2013 Hasan Rohani prometió más libertad en la música,  el cine, las redes sociales y la vida privada en general, severamente restringidas durante el mandato de su antecesor, Mahmoud Ahmadinejad.

Sin embargo, por orden judicial fue clausurada la revista Zenan Emrooz, dedicada a analizar los problemas actuales de la mujer iraní. Fue acusada de promover un creciente fenómeno social pero que viola los valores nacionales y religiosos de esta república islámica: las relaciones fuera del matrimonio.

Zenan Emrooz publicó el año pasado un reportaje en el que analizaba  el incremento del número de parejas que conviven en Teherán sin haberse casado. Y ello debido en buena parte a la incapacidad económica que tienen para celebrar las costosas bodas tradicionales, tener acceso a una vivienda o cubrir el costo de un divorcio.

Impedida a salir impresa, la revista divulgó su contenido a través de la web, con notable éxito de lectores y tocando nuevos temas de la actualidad social iraní. Mas el poder judicial, que va de la mano del religioso,  ordenó finalmente que Zenan Emrooz no se publique por ningún medio. Pero nada detiene las uniones fuera del matrimonio legal.