Con una producción de 3.5 millones de toneladas de trigo en 2014, México apenas cubre 40 por ciento de su consumo anual, por lo que debe recurrir a las importaciones, principalmente de Estados Unidos y Canadá.

En 2013 la industria molinera de trigo en el país consumió 6.1 millones de toneladas del grano, según un reporte de la Cámara Nacional de la Industria Molinera de Trigo, en el que señala que las importaciones del cereal se dan para compensar la baja producción nacional de trigos panificables, del cual México es altamente deficitario. Ese año se importaron 4.1 millones de toneladas y casi lo mismo en 2014.

El cultivo de trigo en el país alcanza un valor superior a 12 mil millones de pesos, cifra que lo coloca como el décimo cultivo más importante, al contribuir con 3 por ciento del valor de la producción nacional. Este grano es el segundo en importancia en volumen de consumo en México después del maíz.

Aunque se cultiva en 23 estados, Sonora concentra poco más de 50 por ciento de la producción nacional; otro 40 por ciento en Baja California, Guanajuato, Michoacán, Chihuahua y Tlaxcala, y 10 por ciento en el resto de las entidades.

Los precios internacionales del trigo se incrementaron en 2012 debido a las sequías en Australia y Estados Unidos, así como al peor invierno que se vivió en Rusia en dos décadas, que causaron una caída en la oferta mundial. Esto ocasionó que el precio en México aumentara cerca de 40 por ciento entre julio de 2011 y noviembre de 2012, según Financiera Nacional.

Pero hacia 2013 una producción mundial más abundante disminuyó la presión sobre las cotizaciones, que cayeron entre 20 y 30 por ciento. Y desde mediados del año pasado, los precios se han mostrado volátiles, debido, entre otras causas, a factores climáticos.