Opinión
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México SA

Videgaray: vivir del cuento

Economía decepcionante

Fuerza al servicio del capital

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El secretario de Hacienda, Luis Videgaray, durante un informe que presentó el pasado 11 de marzo en el Palacio del Arzobispado sobre la reforma financieraFoto Marco Peláez
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in dar una desde que le dieron el puesto, y aferrado a la actitud y el discurso triunfalista, el ministro del (d) año insiste en su cuento de que la economía mexicana tiende a crecer, no obstante que hasta las cifras oficiales, ya no se digan las reales, le llevan la contraria.

A lo largo del gobierno peñanietista se ha registrado la menor tasa de crecimiento en tres décadas. Mes tras mes, desde que Enrique Peña Nieto se instaló en Los Pinos y junto con él Luis Videgaray (o al revés), tirios y troyanos recortan la expectativa de crecimiento económico del país, en un circuito que va de los organismos financieros multilaterales al más humilde de los analistas, pero el ministro del (d) año es feliz llevándole la contraria a la realidad.

Entre lo más reciente se cuenta el recorte adicional (cuatro de cuatro posibles) en el año de los grupos de especialistas permanentemente consultados por el Banco de México sobre la perspectiva económica mexicana en 2015, los cuestionamientos del premio Nobel de Economía Joseph Stliglitz y el pronunciamiento de la empresa financiera Bloomberg, en el sentido de que la economía mexicana es ineficiente y decepcionante; en síntesis, la economía mexicana es un fracaso. Sin embargo, la prueba más acabada del fracaso económico mexicano está en el nivel de bienestar de su población (80 por ciento es calificada de socialmente vulnerable).

En este contexto, el Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN) del Tecnológico de Monterrey, campus estado de México, advierte que la economía nacional continuará con un ritmo de crecimiento moderado durante los próximos meses; así lo indican las cifras más recientes en la materia. Ello, aunado a una economía estadunidense que ha presentado un desempeño por debajo de lo esperado, provoca un replanteamiento a la baja en los pronósticos de crecimiento económico para nuestro país en 2015.

De acuerdo con ese centro de investigación, los resultados exhibidos por el Sistema de Indicadores Cíclicos revelaron que el indicador coincidente, el cual muestra el estado actual de la economía, se ubicó apenas por encima de su tendencia de largo plazo; en tanto, el indicador adelantado, que busca señalar de manera anticipada la trayectoria del indicador coincidente, se presentó por debajo del potencial. Este comportamiento refleja que la economía nacional carece del impulso necesario para mostrar niveles de crecimiento más elevados en el corto plazo, es decir, exactamente lo contrario a lo presumido por Videgaray.

Aunada a lo anterior, la confianza empresarial continúa a la baja. En abril pasado (la información más reciente) los indicadores de confianza del sector comercial (-6.7 puntos), de la construcción (-4.5) y manufacturero (-3.1) registraron sensibles caídas respecto del nivel que habían alcanzado durante el mismo mes del año pasado.

Incluso, apunta el CIEN, todos los componentes que conforman dichos indicadores se ubicaron en terreno negativo, con excepción de aquel que mide la situación económica presente de las empresas constructoras. Dicho escenario resulta preocupante, ya que en lo que va del año no se ha presentado un repunte en la confianza empresarial, de tal forma que ante un menor gasto en inversión por el gobierno se vuelve imprescindible la participación activa del sector privado.

En lo que va de 2015, subraya el referido centro de investigación, el indicador de la confianza empresarial no ha exhibido señales de mejora, incluso el movimiento a la baja que se inició durante el último trimestre del año pasado se ha mantenido, siendo el sector comercio el más afectado de todos. Se requerirá revertir la tendencia de los meses recientes para que aumente la participación del sector privado en materia de inversión, de tal forma que los recortes en el gasto público se vean compensados con recursos provenientes de la iniciativa privada.

Los indicadores de inversión fija bruta no resultaron del todo alentadores, ya que durante febrero ésta apenas creció 1.3 por ciento en términos anuales, derivado de que la inversión en construcción aumentó sólo 0.9 por ciento, debido a las expectativas de una menor actividad en el sector producto por el recorte en el gasto público en infraestructura. Por su parte, el desempeño de la inversión en maquinaria y equipo se incrementó únicamente 1.9 por ciento, debido a que la importación de bienes provenientes del exterior se vio afectada por la depreciación del tipo de cambio.

El CIEN detalla que, por lo anterior, las perspectivas de crecimiento económico para este año fueron revisadas a la baja en abril por los 36 grupos de análisis encuestados por el Banco de México, los cuales estiman que en 2015 la economía nacional crecerá 2.88 por ciento (contra 2.95 por ciento publicado en la encuesta previa, correspondiente a marzo), y descontando.

Lo anterior, a consecuencia de los menores ingresos que obtendrá el sector público por el desplome en el precio del petróleo mexicano de exportación, así como por un descenso en el nivel de producción del hidrocarburo. En el primer trimestre del año, ésta registró una caída anualizada de 7.6 por ciento. Adicionalmente, el crecimiento económico menos vigoroso en Estados Unidos también causó un impacto negativo, ya que durante el primer trimestre del año la economía del principal socio comercial del país a duras penas creció 0.2 por ciento en términos anuales.

Entonces, lo de menos es que el ministro del (d) año juegue a ser feliz con sus cuentas alegres y no deje de prometer un futuro promisorio. El problema es que con su triunfalismo se lleva entre las patas a millones de mexicanos, quienes en dos años y pico de gobierno peñanietista ya no sienten lo duro, sino lo tupido.

Las rebanadas del pastel

El uso legítimo de la fuerza por el gobierno está al servicio del capital, no de los ciudadanos, y la muestra más reciente está en el valle de San Quintín, Baja California, donde –tras la perversa ausencia del subsecretario de Gobernación, Luis Miranda– el gobierno estatal soltó a sus perros para atacar a los desprotegidos jornaleros agrícolas… Si de fuerza y violencia se trata, ahí están Germán Larrea (el de Pasta de Conchos) y su Grupo México, quienes ahora utilizarán 500 soldados del ejército peruano para que les cuiden su negocio (mina Tía María, 33 mil hectáreas concesionadas por el gobierno de Ollanta Humala) en la nación andina, y se sumen a los 2 mil policías activos, en donde la población protesta por la presencia de ese corporativo depredador. Hasta ahora suman tres los muertos, y van por más.

Twitter: @cafevega