Opinión
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México SA

Fisco: zanahoria y garrote

Incumplen los de siempre

Diez empresas, 30 mil millones

F

eliz, porque el Congreso le aprobó su reforma tributaria que obligaría a pagar más a quienes más tienen, Luis Videgaray se pavoneaba ante el hecho de que las empresas que generen mayores utilidades pagarán más impuestos, aunque en realidad el gobierno peñanietista, como los anteriores, no ha dejado de subsidiar fiscalmente al gran capital y de exprimir a los de siempre.

Una vez más, y con datos duros de la propia dependencia que preside, el famoso ministro del (d) año es desmentido por la realidad: durante el primer trimestre de 2015 el sector empresarial del país dejó de pagar al Servicio de Administración Tributaria (SAT) 388 mil 983.6 millones de pesos en impuestos, revelan informes de la Secretaría de Hacienda sobre indicadores de recaudación. Esa cifra representa que del total de adeudos que los mexicanos tienen con el fisco, las empresas son responsables de haber dejado de pagar al menos 8 de cada 10 pesos de los recursos catalogados como créditos fiscales. Más aún, según los mismos datos oficiales, los llamados grandes contribuyentes le deben al SAT 118 mil 692 millones de pesos. La cifra representa una proporción de 30.5 por ciento de la deuda de las personas morales o casi una cuarta parte del total de créditos fiscales registrados por las autoridades (La Jornada, Víctor Cardoso).

Lo anterior se confirma con una pequeña muestra, obtenida de los propios reportes financieros de apenas diez empresas que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores. Al cierre del primer trimestre de 2015, sólo esa decena de consorcios adeudaban al fisco casi 30 mil millones de pesos, equivalentes a casi la mitad del recorte presupuestal practicado a Pemex y tres veces superior al tijeretazo a la Comisión Federal de Electricidad.

De acuerdo con sus propios reportes financieros, correspondientes al primer trimestre de 2015, el adeudo fiscal de esa decena se distribuye de la siguiente manera: Cementos Mexicanos (Cemex, el imperio del extinto Lorenzo Zambrano) 8 mil 814 millones de pesos; Coca-Cola Femsa (que preside José Antonio Fernández) 3 mil 958 millones; Bimbo, de la siempre pía familia Servitje, 3 mil 863 millones; Televisa, de Emilio Azcárraga, 2 mil 540 millones; Grupo Carso, de Carlos Slim, 2 mil 303; Walmart, mil 991 millones; Elektra, de Ricardo Salinas Pliego, mil 527; Grupo Alfa, que encabeza Armando Garza Sada, mil 101; Chedraui, con Alfredo Chedraui Obeso en primera línea, mil 65, y Soriana, de la familia Bringas, 848 millones.

No son las únicas, desde luego, pero todos los consorcios enlistados y sus propietarios son más que conocidos en el ámbito político y económico. Desde luego que no podrían faltar los barones de la minería, como Germán Larrea (el de Pasta de Conchos) y su Grupo México; Alberto Bailleres (Peñoles y Fresnillo PLC, más El Palacio de Hierro); Alonso Ancira (Altos Hornos de México); Emilio Azcárraga y Ricardo Salinas Pliego en segunda tanda (Cablevisión y TV Azteca, respectivamente); la familia Robinson Bours (recuérdese la guardería ABC de Hermosillo); Eduardo Tricio (Lala), y la familia Azcárraga Andrade (la de Gastón, el defraudador de Mexicana de Aviación), entre otros.

Como se constata, aquello de que obligarían a pagar más a quienes más tienen no trascendió el discurso, como en tantas otras ocasiones. Así es. Al gran capital se le permite el impago de miles y miles de millones de pesos en impuestos, pero a los causantes cautivos los exprimen sin consideración alguna. Paralelamente, ante la falta de recursos (Videgaray dixit) el gobierno recorta el presupuesto de dos empresas del Estado, especialmente a la que mayor volumen de recursos aporta al fisco, que no es otra que Petróleos Mexicanos (el tijeretazo fue de 62 mil millones de pesos).

De acuerdo con el SAT, sólo en el primer trimestre de 2015 el sector empresarial del país dejó de pagar impuestos por casi 389 mil millones de pesos. Pues bien, ese monto equivale a 3.13 veces el recorte presupuestal practicado en enero pasado por el propio Videgaray, y a 2.88 tantos el anunciado para 2016. Si los consentidos del régimen hubieran pagado puntualmente sus impuestos (y ni duda cabe de que tienen con qué), ambos tijeretazos no hubieran pasado de mera intención.

Y el SAT sabe perfectamente de quiénes se trata, toda vez que reconoce que los llamados grandes contribuyentes adeudan 118 mil 692 millones de pesos (en impuestos). La cifra representa una proporción de 30.5 por ciento de la deuda de las personas morales o casi una cuarta parte del total de créditos fiscales registrados por las autoridades.

Espeluznante, cierto, pero la historia no es nueva. En 2007 la Auditoría Superior de la Federación reportó que de 2001 a 2005 (con Fox en Los Pinos) el saldo de los créditos fiscales pasó de 27.9 al 35.1 por ciento de los ingresos ordinarios del gobierno federal. De igual manera, documentó que entre los beneficiarios se contaban instituciones bancarias, empresas de la construcción, ingenios azucareros, corporativos del transporte, empresas de entretenimiento y comunicaciones, clubes de fútbol, compañías editoriales y dos cadenas televisivas (¿cuáles serían?), entre otras, o lo que es lo mismo, las de siempre.

Peor aún, muchas de esas empresas con elevadísimos adeudos fiscales obtuvieron voluminosas devoluciones de impuestos, gracias a la benevolencia de la Secretaría de Hacienda y su titular en turno. Por aquellos no lejanos tiempos la ASF documentó que 46 grandes contribuyentes adeudaban más de 143 mil millones de pesos, equivalentes al 60 por ciento del total impagado de este grupo y 29 por ciento de la cartera total. En síntesis, a mayor ingreso, menor cumplimiento fiscal.

Pero se aprobó la reforma y… la fiesta sigue.

Las rebanadas del pastel

Es tal la fiebre modernizadora de Enrique Peña Nieto, que con todo ímpetu y sin miramiento alguno decidió actualizar la batalla de Puebla. Así, a partir de ayer el calendario cívico ya no debe considerar el 5 de mayo de 1862 como la fecha oficial en la que el general Zaragoza hizo frente a los invasores franceses, sino el 5 de mayo de 1995, de acuerdo con el maravilloso discurso que el inquilino de Los Pinos pronunció el pasado martes con motivo de tal hazaña militar. Total, 133 años de diferencia no es nada… Y, como parte de la volatilidad pasajera, el que no deja de modernizarse es el tipo de cambio, porque ayer el billete verde se vendió en ventanilla a 15.64 bilimbiques.

Twitter: @cafevega