El público abucheó al estadunidense y festejó a Pacquiao
Domingo 3 de mayo de 2015, p. a31
Las Vegas.
Floyd Mayweather impuso lo que mejor sabe hacer: un boxeo frío, defensivo y calculador que no le gusta al público, como le demostraron ayer los asistentes a la que llamaron la pelea del siglo. Con eso impuso la derrota al filipino Manny Pacquiao y se consagró como campeón welter del consejo mundial, la organización mundial y la Asociación Mundial de Boxeo por decisión unánime, con tarjetas 118-110, 116-112 y 116-112.
Manny Pacquiao llegó sonriente al MGM Grand de Las Vegas. Se veía feliz por este combate en el que tanto insistió. El público lo recibió con cariño. Floyd Mayweather, en cambio, estaba serio. No mostraba ninguna expresión ante el abucheo con que fue recibido en el foro. No parecía disfrutar la noche.
El primer episodio fue un tanteo con las mejores armas de cada uno. El filipino buscaba cerrar el paso y siempre hacia adelante. El estadunidense, cauteloso, hábil, ágil y escurridizo, pero con la suficiente fortaleza para mandarle una derecha poderosa.
En los primeros asaltos Pacquiao consiguió dificultar la obra al estadunidense. A partir de la voluntad y el coraje, el filipino presionó para que Mayweather no pudiera imponer su estilo poco espectacular.
En el primer tramo de la pelea, Pacquiao se llevó los primeros episodios. En el cuarto capítulo, el tesón del filipino logró someter a Mayweather. Fue trepidante cuando logró llevarlo a las cuerdas y pudo hacerle daño con combinaciones veloces, que obligaron al estadunidense a encerrarse en una guardia hermética. Un zurdazo parecía que había hecho estragos en Mayweather.
Pero el estadunidense es experto en la táctica y corrigió la marcha. En el quinto asalto salió a recuperar lo perdido. Buscó a Pacquiao y se lanzó con una derecha brutal que alcanzó a golpear al filipino en el rostro. Luego impuso lo que mejor sabe: el duelo a distancia sobre unas piernas hábiles, un jab insistente.
Todavía en el sexto episodio, Pacquiao quiso recuperar lo que había hecho en los primeros asaltos, pero ya no funcionó el truco. Logró arrinconar al estadunuidense, pero éste se encerró en una guardia en la que parecía no sufrir estragos. Cada tanto meneaba la cabeza para decirle al filipino que eso no funcionaba.
Todavía Pacman trató de confundir a Mayweather, que en el séptimo invirtieron personalidades de boxeo. El filipino al contragolpe, esperando los embates del rival. Floyd, atento al error ajeno para tratar de hacer daño. Pero Paqcuiao pecó de mala puntería.
En adelante, Mayweather se hizo del combate. Volvió a ser ese peleador calculador, defensivo y hábil para esquivar ataques y poco entregado a la refriega.
La parte del cierre mostró al peor Pacquiao y al mejor Mayweather. La habilidad del estadunidense le borró la sonrisa al imponerle una derrota.