Stephan Doyle abrió la conferencia internacional sobre arte en Monterrey
Si los diseñadores creen en el poder de los mensajes y su fuerza de comunicarlos, debemos asumir una responsabilidad en cuanto a lo que significan y a qué público se dirigen, expresa a La Jornada
Profesores y alumnos trabajan de manera interdisciplinaria, señala el vicerrector de la Udem
Jueves 23 de abril de 2015, p. 3
Monterrey, NL.
Ser diseñador no es un privilegio, sino una responsabilidad, dijo el estadunidense Stephan Doyle (Baltimore, 1956) al participar en la jornada inicial, ayer, de la cuarta Conferencia Internacional de Arte, Arquitectura y Diseño auspiciada por la Universidad de Monterrey (Udem).
Al respecto, en entrevista, Doyle amplía: “Si los diseñadores creen en el poder de los mensajes y su fuerza de comunicarlos, entonces debemos asumir una responsabilidad en cuanto a lo que significan y a qué público se dirigen, porque nosotros somos los traductores.
“De alguna manera somos como la prensa, aunque no salimos en periódicos o revistas, pero mediante las promociones que hacemos contamos con la forma de cautivar a un público y comunicar una historia.
Tenemos que ver eso como una responsabilidad muy seria. No podemos contar historias en las que no creemos, tampoco acercarnos a un público con el que no nos identificamos, así que necesitamos ser fieles a nosotros mismos y nuestras creencias.
El retrete, logro increíble
–¿El diseño mejora la vida cotidiana?
–Hace poco, en una conferencia, alguien me preguntó: ¿cuál me parecía la idea industrial más relevante? Claro, se supone que uno va a responder que la computadora Apple o el iPhone.
“La persona se sorprendió cuando dije que era el excusado, debido a la idea de millones de personas que habitan las ciudades y el hecho de que somos capaces de manejar los desperdicios para que las urbes no huelan feo: es un logro increíble de ingeniería y diseño.
El diseño impacta en cada minuto de la vida de las personas, pues tiene que ver con que las cosas funcionen mejor; son más convenientes, auténticos, verdaderos. Sin el diseño no habría sociedad.
En la intervención de Doyle llamó la atención de un millar de asistentes, en su mayoría estudiantes la Udem, el trabajo que ha realizado con los libros cuya forma le atrae. “Lo que amamos de los libros no son necesariamente las páginas en que están impresos, sino lo que relatan y lo que podemos aprender. Doy gran valor a los ejemplares raros. Juego con los de segunda mano y leo los de formato electrónico.
“Para mí es la narrativa, el relato, lo que nos hace amarlos. Durante mucho tiempo, en especial para los que tenemos cierta edad, los libros fueron presentados en cierta forma que sentimos afinidad con ella.
“Las personas aman su olor, el rechinar de la encuadernación, la manera en que se sienten al tocarlos con la mano. No creo que los libros estén destinados a morir si cambiamos por completo a los e-books”.
Libros como esculturas
Stephan Doyle, quien quiso ser pintor, pero se convirtió en diseñador, anota: “Los libros que creo como esculturas son guiños a la idea de contar un cuento. Además, que su contenido no se quede allí, sino que salga y permee nuestras vidas, esté en nuestra corriente sanguínea, en nuestras mentes y corazones.
Un libro cobra vida cuando uno lo termina, lo coloca en la repisa; entonces vive en uno. Mis esculturas muestran las diferentes maneras en que los libros viven y el modo en que las ideas salgan de la página.
El acto inaugural de la conferencia estuvo a cargo de Fernando Mata, vicerrector académico de la Udem, quien externó: Día con día nuestros profesores y alumnos trabajan en forma interdisciplinaria con la premisa de que cada estudiante de la División de Arte, Arquitectura y Diseño puede combinar diversas especialidades en el campo de las artes, la arquitectura, la moda y el diseño para alcanzar su máximo potencial creativo
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