Madrid.

Con el gesto serio, la barba sin rasurar, ojeroso y demacrado, el ex vicepresidente del gobierno español y ex director del Fondo Monetario Internacional (FMI) Rodrigo Rato recibió ayer por la mañana una nueva visita de la policía española, la cual, por órdenes de la Fiscalía Anticorrupción, registró su vivienda en Madrid y uno de sus despachos.

Rato, vestido de traje azul y con corbata, salió de su domicilio y, custodiado en todo momento por la policía, se trasladó a su despacho, donde las autoridades intensificaron la búsqueda de pruebas relacionadas con los delitos que se le imputan.

Cuando salió del vehículo y se dirigió a la puerta del despacho fue interpelado por numerosos periodistas, a quienes no respondió nada. Además, fue víctima de insultos de ciudadanos indignados y afectados por la estafa de Bankia, el conglomerado de cajas de ahorro que quebró en 2012, quienes le gritaron: ¡Ladrón!, ¡sinvergüenza!, ¡chorizo! (corrupto) e ¡hijo de puta!

El registro de las propiedades de Rato lo realizaron de nuevo los agentes de Aduanas de la Agencia Tributaria española, por órdenes de la Fiscalía, que trasladará el caso al juzgado de instrucción número 31 de Madrid, presidido por el juez Antonio Serrano.

Repatriar la fortuna

Este magistrado será el responsable de aclarar la repatriación de la fortuna que tenía Rato en paraísos fiscales para intentar evitar el embargo por su responsabilidad al frente de Bankia, luego de que ocultó su patrimonio a través de diversos conglomerados empresariales ficticios, mismos que logró traer a España gracias a la amnistía fiscal que aprobó el actual gobierno del presidente derechista Mariano Rajoy en 2012, como una de las primeras medidas cuando asumió el poder.

En las empresas bajo investigación figuran como titulares algunos miembros de la familia de Rato; por ejemplo sus hijos, fruto del matrimonio con su ex esposa María Ángeles Alarcó, actual presidenta de la empresa pública Paradores.

También se analizan empresas vinculadas con la hermana de Rato, de nombre Ángeles, y a una sobrina. Hasta el momento no se ha ligado ninguna sociedad fraudulenta con su actual esposa, Alicia González, redactora en jefe de economía del diario El País.

Rato vive en el barrio más lujoso de Madrid, donde también residen numerosos empresarios, diplomáticos y políticos.

Las calles de su residencia privada y su despacho –separadas por cinco calles– alteraron el ritmo normal de esta colonia, habitualmente tranquila y repleta de tiendas y restaurantes.

A las puertas de su casa y de su despacho se congregaron medios de comunicación, así como ciudadanos afectados por la crisis y la gestión errática y supuestamente fraudulenta que efectuó Rato cuando fungió como presidente de Bankia.

Rodrigo Rato, saliendo de su departamento en MadridFoto Reuters

Quien fuera vicepresidente económico del gobierno de José María Aznar entre 1996 y 2004 y el primer y único ciudadano español en ocupar el cargo de director del FMI es investigado por la presunta comisión de tres delitos: blanqueo de capitales, ocultamiento de bienes y fraude fiscal. El jueves fue detenido por ocho horas.

Ante la magnitud del escándalo, el pleno de la oposición reiteró su petición de comparecencia del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, para que aclare el plan de amnistía fiscal llevado a cabo en 2012 y del que se beneficiaron más de 700 personas con fondos millonarios en paraísos fiscales.

Además, se confirmó la comparecencia del director general de la Agencia Tributaria, Santiago Menéndez, para el próximo martes en el Congreso para informar sobre la lucha contra el fraude fiscal.

Desde el gobierno, la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría se negó a valorar el proceso contra Rato al sostener que estamos ante un asunto particular, una investigación particular que no se refiere a hechos relacionados con el cargo en el ámbito público.

Pero desde las filas socialistas se reclamó al presidente Rajoy que dé la cara y explicaciones.

En la plataforma 15MparaRato, creada desde el Partido X y la responsable de que prosperaran las actuaciones judiciales contra Rato –junto con la formación Unión Progreso y Democracia (UPyD)–, señalaron en un comunicado que sin la labor ciudadana esto no se habría conseguido, y advirtieron que hayamos elegido a Rodrigo Rato, por ética y por estrategia, como primer objetivo no significa que vayamos a aceptar que sus cómplices que nos gobiernan lo utilicen como chivo expiatorio. Si lo elegimos fue precisamente porque no hay nadie con poder en este país que no haya sido cómplice suyo. Acabar con Rato no es un asunto personal, sino un asunto de democracia.

Desde Podemos, su líder, Pablo Iglesias, señaló: Ya sólo faltaba que viésemos entrar en un coche policial al presidente del gobierno.

Mientras que desde UPyD, Rosa Díez dijo que nos alegramos mucho de la detención, pero nos parece que no puede ser el chivo expiatorio y exculpar al PP sobre la responsabilidad que tiene de la corrupción en España.

Por última, decenas de personas se concentraron en la sede central del PP en Madrid para denunciar la corrupción generalizada de esta formación política, cercada por los numerosos casos en su contra y la de algunos de sus principales dirigentes, como el del propio Rato y el de su ex gerente durante dos décadas, Luis Bárcenas, actualmente en libertad bajo fianza.