Vuelta a la misma práctica
Enfrentar para dividir
No sobrecalentar la caldera
i una vez dio resultado, ¿por qué no volverlo a hacer? En el pasado electoral reciente una de las estrategias mediáticas más usadas en contra de la izquierda fue la de enfrentar a sus líderes.
Por aquellos tiempos, presionar a Marcelo Ebrard para que se declarara en contra de Andrés Manuel López Obrador fue la tarea. Al que entonces gobernaba la ciudad de México se le tachó de ser la sombra del de Tabasco, se le arrebató la identidad política y se le colocó en el lugar de los achichincles, todo bajo la estrategia de lograr que desde la misma izquierda se descalificara a López Obrador.
Ebrard resistió y no fue sino hasta los últimos meses de su gobierno que con delicadeza, pero contundente, el ex jefe de Gobierno pateó el pesebre, sin mayor éxito. Los mismos que lo adulaban, que le hablaban de su destino manifiesto como candidato a la Presidencia de la República, al final, cumplida la tarea, lo repudiaban y lo calificaban de todo, incluso de traidor.
Parece que la historia se repite. Ahora se trata de enfrentar a Miguel Ángel Mancera contra el líder de Morena, a quien algunos miembros de su partido tratan de hacerle creer que en la jefatura de Gobierno tiene a un enemigo.
Sería terrible que Mancera cayera en el juego. La historia reciente puede darle las lecciones que requiera para que mire con claridad la repetición perversa de una estrategia que sólo sirvió para desviar, aunque sólo fuera momentáneamente, la atención de quienes desde la izquierda buscaban ser candidatos a la Presidencia de la República.
Para López Obrador, líder en esos asuntos, no es cosa nueva. Sabe que es parte de esa estrategia repetida de los de afuera y también de los que en su propio beneficio buscan llevarlo a terrenos inciertos, y que están dentro de su partido y quieren, desde la arrogancia y la intriga, gobernar, por ejemplo, alguna porción de esta ciudad. Esos serán, seguramente, los chuchos del futuro.
No obstante, el jefe de Gobierno de la ciudad de México tendrá que tener cuidado con los navajazos que le tiran de todos lados. El acoso de algunos medios para que le declare la guerra a Morena no tendrá éxito, porque es él mismo quien puede manejar la situación, pero le sería imposible hacerse cargo de las puñaladas que le tira, por ejemplo, Carlos Navarrete, quien lo expuso, con toda intención, ya que su verdadero candidato debe ser algún priísta, para que se le lapidara desde algunas trincheras, cosa en la que parece haber fracasado.
Pero, en fin, el asunto es que el supuesto pleito López Obrador contra Mancera no llegará, por el momento, a enfrentarlos, porque además entre esos mismos personajes existen códigos de respeto a los que uno y otro obedecen.
Por lo pronto, al arranque oficial de las campañas electorales se deberá conseguir, por parte de todas las izquierdas, un clima de tal tamaño democrático que despeje todas las dudas en la operación electoral, de lo contrario la caldera del diablo puede sobrecalentarse.
De pasadita
De las muchas cosas raras que acarrea un lapso electoral, hay algunas que se pasan de la raya. En la delegación Tlalpan quieren dejar como delegado substituto a un tal Héctor Hugo Hernández, a quien se acusa de haber tenido relaciones muy cercanas con el ex presidente municipal de Iguala José Luis Abarca y su esposa. Parece que en este caso la voz de la experiencia no ha alcanzado los oídos de quienes deben tomar las decisiones sobre la denegación.
Pero donde la experiencia sí tendrá éxito será en el caso del ahora diputado federal por el Partido de la Revolución Democrática Roberto López, chapulín de vasta experiencia y uno de los miembros de la comisión investigadora del caso Monex, que aún no tiene respuesta al claro fraude. De estos deberán acordarse los electores cuando tengan frente a ellos el nombre del personaje.