Múltiples oportunidades, desaprovechadas en distintas áreas
Miércoles 15 de abril de 2015, p. 17
Moscú.
Ante las múltiples oportunidades desaprovechadas en distintas áreas, la relación entre México y Rusia –más aún, que a finales de este año se cumplirá el 125 aniversario del establecimiento de nexos diplomáticos– necesita una renovación urgente para adaptarse a las nuevas realidades y corresponder a la importancia que amerita tener.
Palabras más, palabras menos, ésta es una de las conclusiones del intercambio de opiniones que tuvo lugar aquí este martes, durante la mesa redonda que sirvió para presentar el informe Relaciones ruso-mexicanas: fundamentos tradicionales e imperativos de renovación, elaborado por investigadores del Instituto de América Latina de la Academia de Ciencias local y diplomáticos rusos, con los auspicios del Consejo Ruso de Asuntos Internacionales (CRAI).
Editado en ruso y español, es un texto que en 48 páginas resume los logros de la relación de México con la Rusia zarista, la Rusia soviética y, en años recientes, con la Rusia actual, pero también apunta los ámbitos de cooperación en que, como el intercambio de nuevas tecnologías y las inversiones conjuntas, queda mucho camino por andar en beneficio común.
Para Rusia, México es un socio en el que puede confiar, un socio que tiene la voluntad de fortalecer los vínculos, convencido de que nuestra relación, más allá de la coyuntura, tiene hondas raíces históricas
, señaló el embajador de México, Rubén Beltrán.
Agregó: Esto nos ha permitido, a lo largo de 125 años, mantener siempre el diálogo, el cual ayuda a avanzar en la comprensión de las posiciones de cada uno y a superar las diferencias
.
Por su parte, el presidente del CRAI, Igor Ivanov, ex ministro de Relaciones Exteriores de Rusia (1998–2004) y miembro del consejo de administración de LukOil, la petrolera que busca ser la primera empresa rusa en concretar algún proyecto derivado de la reforma energética del gobierno mexicano, destacó que México ocupa un lugar muy importante en la geopolítica mundial
.
La idea del informe, expresó Vladimir Davidov, director del Instituto de América Latina, aparte de evaluar lo conseguido hasta ahora, radica en la segunda parte del título, la que se refiere a los imperativos de renovación, porque es indispensable encontrar nuevas formas de cooperación
.
Subrayó que lo más importante ahora es pensar en proyectos de largo plazo. A manera de ejemplo, dijo que México y Rusia pueden ser socios en materia de tecnologías, en el sector de la aviación y la cosmonáutica.
En 15 días, desde el cosmódromo de Baikanur, un cohete ruso pondrá en órbita un nuevo satélite mexicano
, anotó Beltrán.
Otro de los autores, Valeri Morozov –ex embajador de Rusia en México (2005-2012) y quien este miércoles, en la sede diplomática mexicana, recibirá la Orden del Águila Azteca en grado de banda–, tras hacer un relato pormenorizado de qué es el México contemporáneo, destacó dos áreas en que, a su juicio, hay excelentes perspectivas de cooperación: el potencial de producción industrial y las exportaciones agropecuarias.
Afirmó que es un potencial que hay que utilizar en el contexto de las sanciones de Estados Unidos y Europa contra Rusia por el caso de Ucrania, a las cuales México no se ha sumado por su política exterior basada en el pragmatismo
.
Morozov consideró que México, a pesar de haber votado por la integridad territorial de Ucrania, se reserva campo de maniobra para desarrollar sus vínculos con Rusia.
En este sentido, hacia finales de este año deben entrar en funcionamiento dos proyectos que involucran a empresas mexicanas en Rusia: la fábrica de cabezas y monobloques de aluminio de alta tecnología, que se construye en la ciudad de Ulianovsk por encargo de Nemak, que invirtió 80 millones de dólares, así como la planta que, tras aportar 50 millones de dólares, planea levantar en Stupino, en las afueras de Moscú, el Grupo Maseca, con la cual se propone duplicar su producción de tortillas de trigo, frituras de maíz, salsas y otros productos de origen mexicano.
Pero no todo es promisorio y la crisis económica que afecta a Rusia resta entusiasmo a algunos empresarios mexicanos. En febrero anterior, la petroquímica mexicana Alpek tiró la toalla y abandonó el proyecto de construir con la petrolera rusa Bashneft una planta en la ciudad de Ufá.
Según los expertos, la devaluación del rublo encareció las materias primas del ácido tereftálico, que en parte se importan, por lo cual el mercado de polietilentereftalato volvió no rentable el proyecto de Alpek.