Aún nos preguntamos por qué no estuvimos allí, dice Roberto Campa Cifrián
Había condiciones más difíciles en Acapulco y Chilpancingo, señala el subsecretario de Prevención y Participación Ciudadana
En el suceso también falló una sociedad en la que estamos todos, indica
Sábado 28 de marzo de 2015, p. 3
Roberto Campa Cifrián, subsecretario de Prevención y Participación Ciudadana de la Secretaría de Gobernación (SG), dijo que hay un mejor comportamiento de los indicadores de violencia en las zonas atendidas por el programa de prevención social. Sin embargo, admitió que al gobierno federal le faltó visión para detectar la crisis en Iguala.
En ese municipio guerrerense fueron atacados estudiantes de la normal de Ayotzinapa, en septiembre pasado. Los policías locales de la región estaban coludidos con los grupos criminales, en cuyas filas participaban adolescentes y jóvenes. Según los resultados oficiales de la investigación, 42 normalistas continúan en calidad de desaparecidos.
Desde hace seis meses nos preguntamos por qué no estábamos en Iguala, con el programa de prevención. Tenemos una respuesta estadística: había condiciones más difíciles en Acapulco y Chilpancingo; Iguala se deterioró en el año reciente y la realidad es que no estábamos ahí y no pudimos oportunamente advertir lo que estaba sucediendo o intervenir para mejorar las condiciones
, afirmó en entrevista.
Iguala, expresó, es una de las muestras más brutales. “Cuando uno escucha las declaraciones ministeriales de quienes estuvieron involucrados en los hechos brutales (del caso Ayotzinapa) y los escucha (a los jóvenes sicarios) sin ninguna posibilidad de identificación del bien o del mal que estaban haciendo. Cuando explican cómo bajaban (a los normalistas) unos vivos, otros muertos; cómo quemaron esos cadáveres, pues uno encuentra que lo que falló ahí es mucho más que la policía.
Lo que falló ahí es una sociedad en la que estamos todos, que permitió que jóvenes llegaran a esa falta de civilización. Ello nos debe prender focos rojos a todos
, señaló.
Salvo la crisis de homicidios dolosos en Chihuahua, de 2008 a 2011, con tasas sin precedente, Guerrero tiene desde 2012 el primer sitio en estos crímenes con una tasa, en ese periodo, de 66.61 casos por cada 100 mil habitantes.
La Organización Mundial de la Salud considera tendencia epidémica
cuando la tasa de homicidios dolosos es mayor a 10. En 2013, la entidad tuvo nivel de 59.6, y en 2014 de 42.69 asesinatos dolosos.
En 2013, por ejemplo, Acapulco, con una población de casi 800 mil habitantes reportó 883 homicidios dolosos; Chilpancingo, 164; Iguala, 107; Coyuca de Benítez, 106; Coyuca de Catalán, 67, y Zihuatanejo, 65.
Campa Cifrián comentó, en ánimo de defender el programa de prevención
del delito, que si se compara la información de comportamiento de la violencia y de los delitos en el país, contra la misma evolución de los indicadores en las demarcaciones del programa, en prácticamente todos los casos el resultado es mejor en los polígonos
que en las medias regionales y nacionales.
Además, admitió que en los meses recientes hay situaciones que han significado crisis en materia de violencia; de éstos, los más emblemáticos no han estado contemplados en el programa de prevención. Ello implica autocrítica
, señaló.