|
||||||
Granos básicos: cambio Víctor Suárez En solidaridad con Aristegui y equipo Con el retorno del PRI a la Presidencia de la República y la imposición de Enrique Peña Nieto (EPN) en Los Pinos, se instaló un discurso oficial sobre el cambio en el campo. Más allá de la demagogia electoral, el actual gobierno se comprometió en el programa sectorial de la Secretaría de Agricultura 2013-2018 a las siguientes metas, entre otras: a) reducir la dependencia alimentaria a no más de 25 por ciento, b) alcanzar un equilibrio en la balanza comercial agroalimentaria, c) crecer tres por ciento promedio anual en el Producto Interno Bruto Agropecuario, d) priorizar la agricultura de pequeña y mediana escala y e) combatir el hambre y la carestía. A poco más de dos años de la actual administración se hace indispensable realizar un balance de la situación de la agricultura y en particular del estratégico ramo de granos básicos: maíz, frijol, trigo, arroz, sorgo, soya y cebada. Hay suficientes elementos toda vez que en esta administración se han aprobado y puesto en ejecución tres presupuestos para el campo (2013, 2014 y 2015), han sucedido cinco ciclos productivos (P-V/O-I) y han transcurrido dos años calendario (2013 y 2014). A continuación presentamos un balance de resultados en granos básicos, enfatizando los aspectos de continuidad y cambio observados respecto a la situación y políticas públicas de los 25 años recientes. Continuidad neoliberal Producción.-La superficie sembrada de granos básicos continúa disminuyendo, dentro de una tendencia de 20 años; pasó de 15 millones de hectáreas en 1985 a 12.5 millones en 2014, como resultado del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y las políticas neoliberales (gráficas 1 y 2). Es notable el descenso en la superficie de maíz, arroz y frijol (gráfica 3). En cuanto a producción, se observa un crecimiento moderado como resultado de una mejoría en la productividad física –rendimiento- de los cultivos, debido principalmente a condiciones favorables de la precipitación pluvial en los años recientes. En 2013 se obtuvo un rendimiento promedio de granos básicos de 2.7 toneladas por hectárea, 60 por ciento más que el 1.7 de 1980. Esto es, ¡en 35 años 28.5 kilos por hectárea al año o 1.7 por ciento al año! (gráfica 4). En contraste, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha estimado que se requiere duplicar la producción alimentaria de los países hacia el 2050. De no cambiar las políticas de fomento productivo en granos básicos en el país, nuestra dependencia alimentaria crecerá irremediablemente y será imposible alcanzar las metas de FAO. No obstante, en el caso del maíz sí se observa un mejor desempeño de la productividad física, al pasar de 1.6 toneladas por hectárea en 1980 a 3.1 en 2013 (gráfica 5). Importaciones.-Las importaciones de granos básicos han mantenido su tendencia ascendente desde 1994. En los dos años de la administración de EPN se importaron 37 millones de toneladas con un valor de casi 12 mil millones de dólares (gráfica 6). Se registraron importaciones históricas de maíz (10.3 millones de toneladas en 2014), de arroz (932 mil 226 toneladas en 2013), de trigo (4.5 millones de toneladas en 2014) y de soya (1.9 millones de toneladas en 2013); ver gráfica 7. Este resultado contradice el propósito y las metas establecidas en el programa sectorial. Balanza comercial agropecuaria.-Su saldo en 2013 y 2014 continúa siendo deficitario en mil 942 millones y mil 299 millones de dólares, respectivamente. Si sólo se considera la balanza de los capítulos “cereales” y “oleaginosas”, el saldo negativo asciende a siete mil 224 millones y seis mil 946 millones de dólares en 2013 y 2014, en ese orden (Reporte Económico, de David Márquez; La Jornada, 23 de febrero de 2015). Por su parte, la balanza comercial total del país arroja déficits crecientes por la caída de los precios del petróleo y de la plataforma de exportación en dos mil 442 millones y ocho mil 25 millones de dólares en 2013 y 2014, respectivamente. Si a esto agregamos el encarecimiento de las importaciones en pesos por la devaluación de 23 por ciento de nuestra moneda frente al dólar durante el gobierno de EPN, la pregunta ahora es ¿con qué se pagarán las importaciones agroalimentarias? ¿Con más deuda pública? ¡Esto es insostenible! Dependencia alimentaria.- El estancamiento en la superficie sembrada y un bajo crecimiento de la productividad física, aunados a las mayores importaciones, en el marco del TLCAN y del abandono del campo, han mantenido la tendencia alcista de la dependencia alimentaria del país (gráfica 8). Este hecho incumple el compromiso gubernamental de aumentar la producción interna y reducir la dependencia de las importaciones. PIB Agropecuario.-El producto interno bruto agropecuario (PIBA) en los dos primeros años de la administración peñista ascendió a 1.74 por ciento promedio anual, un crecimiento muy lejos de la meta comprometida de tres por ciento (gráfica 9). Si descontamos el crecimiento poblacional anual de 1.1 por ciento, resulta que el crecimiento del PIBA per cápita es de 0.6 por ciento anual. Es decir, en los hechos, el sector agropecuario continúa sin crecer. Y si a esto agregamos la desigualdad en el crecimiento entre regiones y tipo de productores, encontraremos una de las causas profundas de la persistencia y aumento de la pobreza, el hambre, la migración y el deterioro ambiental y de la cohesión social, así como el avance del control territorial del crimen organizado. Precios al productor, comercialización y precios al consumidor.-La actual administración ha mantenido sin cambios el modelo neoliberal de formación de precios agrícolas y de comercialización con base en el “libre mercado”. El desorden en los mercados, la incertidumbre en la comercialización, la caída de los precios y de los ingresos de los productores y el crecimiento de los precios al consumidor son la constante en el país, en un contexto internacional caracterizado por la volatilidad. Las políticas agrocomerciales continúan subsidiando a los agricultores comerciales y a las grandes corporaciones agroalimentarias. En el bienio de EPN los precios agrícolas internacionales cayeron 40 por ciento en promedio y sin embargo los precios de los alimentos siguieron aumentando al doble del índice inflacionario. Este hecho hace polvo la de por sí limitada, asistencialista y clientelar Cruzada Nacional Contra el Hambre y demuestra que los monopolios agroalimentarios siguen capturando el diseño de las políticas públicas y los subsidios agrícolas del país. Modelo agotado de revolución verde.-A pesar de haber mostrado su agotamiento y fracaso en México y en el mundo, la revolución verde es asumida por la actual administración como el modelo a seguir. Únicamente se ha pretendido ajustarlo con el anuncio de la rehabilitación de una planta en manos de Pemex para la producción nacional de urea en busca de la sustitución de las importaciones y con la terquedad gubernamental de impulsar las semillas transgénicas. Mientras en el mundo el modelo de agricultura corporativa de insumos está en retirada por improductivo, poco rentable y de alto costo social y ambiental, en nuestro país la industria corporativa agroalimentaria trasnacional sigue imponiendo su modelo tecnológico. Reforma energética.-La contrarreforma constitucional en materia de hidrocarburos impulsada por EPN no sólo entrega nuestra riqueza petrolera a las empresas extranjeras, sino promueve la “desamortización” de tierras, aguas y demás recursos territoriales de ejidos y comunidades. La “servidumbre legal de hidrocarburos” y las concesiones mineras representan en los hechos una expropiación de los territorios campesinos. La ley Korenfeld de aguas –frenada hasta ahora por la oposición de los movimientos sociales- pretende la privatización del vital líquido y la legalización de la fractura hidráulica para la explotación de petróleo y gas shale. ¡Y continúa en lista de espera la reforma privatizadora de la propiedad social de la tierra! Estos hechos –de persistir- disminuirán la disponibilidad de tierras y aguas para la producción de granos básicos, agravando la dependencia alimentario del país. Cambios relevantes.Como se observa en el apartado anterior, con el gobierno de EPN ha prevalecido la continuidad y profundización de las políticas neoliberales en la agricultura y en particular en la rama estratégica de granos básicos. Sin embargo, en estos años también se han suscitado algunos cambios relevantes no sólo en la línea de la resistencia a las políticas neoliberales sino en el ámbito de su reorientación y cambio de modelo agroalimentario. A continuación se reseñan brevemente esos cambios. Modelo ACCI/MICI.- En oposición y alternativa al modelo de revolución verde, la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC) ha desarrollado el modelo de agricultura campesina de conocimientos integrados (modelo ACCI) y el sistema de manejo integral de cultivos inducidos (sistema MICI) con resultados sumamente exitosos y prometedores: incremento de rendimientos y disminución de costos muy significativos, y en el corto plazo, incremento de la rentabilidad de la producción, elevada capacidad de resiliencia frente a meteoros –sequías, heladas, granizadas, golpes de calor, etcétera-, sustitución de agroquímicos, disminución de emisión de carbono, y más. Como un botón de muestra, mientras que con el modelo de revolución verde en Sinaloa producen 12 toneladas de maíz por hectárea en grandes superficies de riego con un costo de tres mil pesos por tonelada, con ACCI/MICI se obtiene el mismo rendimiento en predios pequeños y medianos de temporal y a la tercera parte del costo de producción de Sinaloa. Este modelo requiere generalizarse y elevarse a política pública en sustitución de la obsoleta revolución verde, únicamente beneficiosa para los monopolios de semillas y agroinsumos. Lucha exitosa por precios remunerativos de los granos básicos.-Frente a la caída de los precios internacionales de entre 40 y 60 por ciento y el incremento en los costos de producción en 40 por ciento, en la Asamblea General de la ANEC, del 6 al 8 de octubre pasado, se acordó impulsar un frente amplio y una movilización de productores de granos básicos en torno a una demanda única: la actualización del sistema de ingresos-objetivo cuyo nivel de precios estaba estancado desde 2002. Este frente se constituyó el 22 de octubre pasado en Ocotlán, Jalisco, acordando impulsar un plan de movilizaciones a nivel nacional: bloqueos carreteros simultáneos, marchas, mítines, tomas de oficinas, conferencias de prensa… Como resultado, el frente de productores logró su objetivo -aunque parcialmente- al convenir con la Cámara de Diputados y el gobierno federal (Secretarías de Gobernación, Hacienda y Agricultura) la actualización de los precios-objetivo de los granos básicos (cuadro 1). Así, por ejemplo, sin la actualización de los precios-objetivo del maíz, un productor tenía únicamente la expectativa de obtener por tonelada entre dos mil 600 pesos (sin agricultura por contrato, AxC) y tres mil 200 (con AxC). Con la actualización, se logró un ingreso tres mil 300 por tonelada para los “libres” (sin AxC) y de tres mil 800 para los de AxC más 200 pesos por tonelada de apoyo de los gobiernos locales para llegar a cuatro mil pesos por tonelada. Acción colectiva contra la siembra comercial de maíz transgénico.-El 5 de julio de 2013, un grupos de organizaciones campesinas, ambientalistas y de derechos humanos, así como científicos, académicos, personalidades y ciudadanos de a pie –la mayoría integrantes de la Campaña Sin Maíz no hay País- interpuso una demanda de acción colectiva contra la siembra comercial de maíz transgénico, para defender su derecho humano a un medio ambiente sano y a la preservación de la diversidad de maíces nativos mexicanos. El 17 de septiembre de ese año, un juez federal otorgó medidas cautelares para prohibir al gobierno federal el otorgamiento de permisos de siembra comercial de semillas de maíz transgénico. Este hecho inédito ha representado un gran logro de las organizaciones campesinas y de la sociedad civil en defensa de la agricultura campesina, la preservación de la diversidad de maíces nativos, la soberanía alimentaria y el derecho campesino al intercambio libre de semillas y en contra de su privatización. La medida cautelar prevalece a pesar de que las empresas trasnacionales de biotecnología y el gobierno de EPN han interpuesto más de 70 recursos contra ésta. Asimismo, es de destacar la lucha de los apicultores de la península de Yucatán contra la siembra de soya transgénica y que ha logrado ganar dos amparos contra el gobierno federal prohibiendo el otorgamiento de permisos de siembra comercial. Financiamiento a pequeños productores.- Una vieja demanda de las organizaciones de pequeños productores ha sido contar con financiamiento a tasas bajas y de fácil acceso. En la segunda mitad de 2014 la nueva Financiera Rural abrió un programa de crédito para pequeños y medianos productores a tasas de siete por ciento para hombres y 6.5 por ciento para mujeres, con un tope de 230 mil pesos, con garantía de las cosechas y sin garantías líquidas y/o inmobiliarias. Está es una señal en la dirección correcta y puede ser un factor de impulso a la producción de granos básicos a condición de que se generalice y mantenga en los próximos años. Compras chinas de maíz blanco.-Como resultado de la cancelación de las exportaciones de maíz de Estados Unidos a China por haberse encontrado maíz transgénico (MIR 162 de Syngenta), el gobierno chino ha descubierto que el maíz blanco mexicano es libre de transgénicos y de altísima calidad. El gobierno chino hace lo que el gobierno mexicano debería de hacer: prohibir las importaciones de maíz transgénico por su daño a la salud humana y animal y valorizar la importancia de producir maíz libre de transgénicos. Los chinos pretenden sustituir las importaciones de maíz de Estados por otros proveedores: Ucrania, Brasil, Argentina, Sudáfrica y México. Ante ello, el gobierno de EPN está muy interesado en las exportaciones de maíz (y sorgo) a China. La balanza comercial México-China es deficitaria para nuestro país en más de 40 mil millones de dólares. China pretende comprar en 2015 alrededor de un millón de toneladas de maíz blanco nacional. Este hecho refuerza, por un lado, la importancia estratégica de preservar a México como el país con la mayor producción mundial de maíz blanco libre de transgénicos y, por otro lado, la necesidad de suspender las importaciones de maíz transgénico de Estados Unidos para consumo humano y animal. De otra forma, nos veríamos en el peor de los mundos: exportar a China maíz blanco libre de transgénico y consumir maíz transgénico importado de Estados Unidos. Conclusión.Como se observa, el gobierno de EPN ha continuado y profundizado la política neoliberal de dependencia alimentaria y abandono del campo, dejando a un lado los objetivos y metas propuestas en el programa sectorial de la Secretaría de Agricultura. En estos años, ha habido cambios relevantes y prometedores impulsados por las organizaciones campesinas y de la sociedad civil. Sin embargo, se requiere una mayor y más efectiva capacidad de los movimientos sociales para no solamente resistir los embates de las políticas anticampesinas, sino para lograr los cambios de fondo que requiere la agricultura mexicana y en especial los granos básicos.
|