Ya no son coto reservado para aficionados cultos, reconocen
Hay que partir de que la gente no sabe nada
: Jean-Luc Martinez
Viernes 20 de marzo de 2015, p. 5
París.
Casi 10 millones de visitantes al año en el Museo del Louvre, 7 millones en el Museo Británico, 6.2 millones en el Met de Nueva York: los grandes museos registran una afluencia récord y este éxito los obliga a repensar su futuro.
El gran Louvre se imaginó para 5 millones de personas, y hace tres años consecutivos que recibimos más de 9 millones
, señala Jean-Luc Martinez, presidente de este museo de 404 salas, uno de los más visitados del mundo.
Acaba de lanzar el Proyecto Pirámide para mejorar de aquí a mediados de 2016 la experiencia de los visitantes: boletería, filas, guardarropa, todo se va a revisar. Si no cuidamos al visitante, ¿cómo quieren que vaya bien el encuentro con las obras de arte?
, advierte Martinez.
Hacer frente al aumento de visitantes es también la preocupación de Glenn Lowry, director del museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA).
Por eso, 10 años después de una primera extensión que le permitió duplicar su aforo (a 3 millones), el MoMA quiere agrandarse todavía más, destruyendo un edificio colindante.
La misma preocupación existe en Versalles, que va a abrir un nuevo espacio de 2 mil 700 metros cuadrados para acoger a una parte de los 10 millones de visitantes que van cada año al palacio y el parque.
Nuevos públicos
Otra opción ha sido extender los horarios de apertura.
Desde 2013, el MoMA y el Met están abiertos los siete días de la semana. El gobierno francés pidió al Louvre, a Versalles y al museo de Orsay que los imitaran.
Para el máximo responsable del Louvre, el problema no es hacer más, sino mejor
.
Guy Cogeval, presidente del museo de Orsay (3.5 millones de visitantes), coincide: La gestión de los flujos fue una de mis grandes preocupaciones; tratamos de repartir a los visitantes
entre las diferentes secciones.
A consecuencia de la globalización, además de más numeroso, el público es también mucho más ecléctico.
Terminó también el tiempo en que los museos eran un coto reservado para aficionados cultos. Todavía estamos lejos de haber sacado todas las conclusiones de esta diversificación
, considera Alain Seban, quien dirigió el Centro Pompidou de París en los pasados ocho años.
El 70 por ciento de los visitantes del Louvre son extranjeros, como 80 por ciento de los de Versalles. Esto implica otra manera de recibirlos, tratando de entender lo que vienen a buscar
, señala Catherine Pégard, presidenta del palacio-museo.
Ahora pensamos mucho más en la composición del público y en lo que espera de la National Gallery
, coincide Susan Foister, responsable de relaciones públicas en el museo londinense, que recibió más de 6 millones de visitantes en 2013.
Este nuevo público no tiene las mismas referencias intelectuales que el de antaño.
Los turistas, generalmente en grupo o en familia, llegados de países lejanos, siguen a menudo un recorrido jalonado por tres o cuatro paradas ineludibles: La Gioconda, la Venus de Milo, Las Señoritas de Avignon, La Venus del Espejo, la habitación del Rey en Versalles, etcétera.
El público, que no suele ir a más de un gran museo por año, también ha rejuvenecido: 30 por ciento de los visitantes del museo de Orsay tienen menos de 26 años, y la mitad de los del Louvre, menos de 30.
¿Cómo dirigirse a estos visitantes? Hay que partir de la base de que la gente no sabe nada
, estima Jean-Luc Martinez. Explicar lo que parece obvio, multiplicar las lenguas de traducción, adaptar los textos a los diferentes países. Un trabajo alimentado por lo aprendido en las antenas creadas en Francia o en el extranjero.
Recorridos individualizados
Varios museos apuestan también por lo digital. La mayoría proponen información que se puede descargar antes de la visita.
El Centro Pompidou, en el que dos de cada tres visitantes llevan un teléfono inteligente, lanzará una aplicación en la que propondrá un recorrido individualizado tras completar un breve test.
En el futuro habrá una relación cada vez más personalizada con el público, inspirándose en las prácticas de la distribución, anticipa Alain Seban.
Internet también permite prolongar la experiencia después de la visita. La web del Met recibió más de 26 millones de visitas el año pasado, y la de la National Gallery, más de 6 millones.
Sería paradójico presentar la frecuentación como un problema
, resume Jean-Luc Martinez. La misión de un museo es permitir que el público más amplio posible pueda venir a ver las colecciones
.