Para la gente es incierto que las cosas cambien, revela estudio
Miércoles 18 de marzo de 2015, p. 10
La eventual desaparición de las policías municipales, en el contexto de la iniciativa del presidente Enrique Peña Nieto de crear un mando único estatal, no necesariamente mejoraría las condiciones de seguridad en los estados donde ocurra, pues la gente de las comunidades pequeñas siente todavía mayor desconfianza de los agentes que envía el gobierno federal.
Así lo afirmaron los participantes en la presentación del informe Alcozauca. Ser policía municipal en La Montaña de Guerrero, realizado por diversas organizaciones de la sociedad civil, las que subrayaron que el proceso de recomponer a las policías de todo México es a largo plazo, ya que se incluye capacitación en el tema de derechos humanos, cuyos resultados no podrán verse pronto.
Rubén Guzmán, miembro del Instituto para la Seguridad y la Democracia, indicó que a pesar de sus múltiples carencias, las policías municipales tienen mayores posibilidades de acercamiento
con la gente de diversas localidades, o por lo menos entienden un poco mejor el contexto social de las personas en ciertas regiones.
La reforma (promovida por Peña Nieto) los quiere desaparecer, y así se quedaría gente que no tiene identificación ni capacidad de comunicarse con la gente. No tenemos ninguna garantía de que al desaparecer las policías municipales las condiciones cambien y los cuerpos de seguridad sean más eficientes
, indicó el especialista.
Juan Salgado, académico del Centro de Investigación y Docencia Económicas, coincidió en señalar que con los policías municipales hay mucha mayor cercanía y capacidad de comprensión, lo cual es mucho más difícil de alcanzar con las policías estatales y federales
, sin pasar por alto que los municipales han participado en graves violaciones de derechos humanos, como en el caso de Iguala, con los normalistas de Ayotzinapa.
De igual forma, recalcó que en Estados Unidos la profesionalización de sus cuerpos policiacos les tomó más de 120 años, en un proceso que todavía no ha acabado, como lo demuestra el caso de las agresiones contra jóvenes negros en Ferguson.