Mujer taxista desafía tabúes en Afganistán
a decisión de Sara Bahai de convertirse en posiblemente la única mujer taxista de Afganistán estuvo motivada más por la necesidad de apoyar a una familia numerosa que por ideales de igualdad; su amor a conducir le permitió dejar a sus detractores confinados al espejo retrovisor.
Todavía recuerda su primera vez al volante, fue poco después de que los talibanes fueron expulsados del poder en 2001 con la invasión encabezada por Estados Unidos. Me sentí como si estuviera en el cielo y me enamoré totalmente de la conducción
, señala. No había retorno.
Bahai, ahora con unos 40 años, pasó gran parte de su vida desafiando los tabús en Afganistán, donde las mujeres son consideradas inferiores a los hombres y son desanimadas a trabajar fuera de casa.
Nunca se casó, dice, porque tenía que mantener a sus padres y hermanos, y temía que un marido le impidiera trabajar. Sin hijos propios, adoptó dos niños, que cursan la secundaria. Cuando los talibanes mataron a su cuñado, se hizo cargo de su hermana y siete sobrinos. Hoy Sara es el sustento de una docena de personas.
Para llevar el pan a la mesa conduce por Mazar-e Sarif, en el norte afgano. Recibo amenazas de personas desconocidas que me dicen que no debo conducir porque soy mujer, que es contra el Islam. Algunos me dicen que si sigo trabajando me matarán. No me importa lo que piensen de mí, no tengo miedo. Voy a cambiar el país con la capacidad que tenga para hacerlo
, resalta.
Recibió su licencia de conducir en 2002. Obtuvo un título universitario en educación y ahora enseña a otras mujeres a conducir para que puedan ser más independientes.
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