Hoy presentarán en la feria del Palacio de Minería libro sobre el creador de Memín Pinguín
uno de los historietistas más completos y combativos de México
Su vida es fascinante y poco conocida, afirma Luis Gantus, autor de la obra junto con Melina Gatto
Fue prolífico y propositivo; trabajó en todas las etapas de la historia del género, dice
Lunes 23 de febrero de 2015, p. a12
Este lunes a las 13 horas se presentará en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería (FILPM) el libro Sixto Valencia, una vida entre viñetas, que presenta la vida, obra y tiempos del dibujante definitivo del entrañable cómic mexicano Memín Pinguín.
Luis Gantus, autor junto con Melina Gatto de la obra editada por el Consejo Estatal para la Cultura y las Artes del Estado de Hidalgo –entidad invitada por la FILPM–, afirmó en entrevista telefónica que Valencia es “un autor prolífico, muy propositivo, que trabajó en todas las áreas y ha estado presente de alguna manera en todas las etapas de la historia de la historieta en México. Desde ser lector de Pepines y Chamacos (las primeras revistas mexicanas en este ámbito de gran tiraje), hasta colaborar en Adelita y las guerrilleras, de José G. Cruz, en el estudio de Guillermo Marín.
“Toda esa etapa de Sixto es fascinante y poca gente la conoce; todo mundo lo ubica como el dibujante de Memín Pinguín, pero la historieta mexicana era un entramado tan complejo, que aun cuando el negrito es el personaje que le dio fama, había mucho trabajo que sustentaba la labor del historietista en aquel entonces”.
En su opinión, Valencia (nacido en Villa de Tezontepec, Hidalgo, el 28 de marzo de 1934) no sólo es el creador gráfico de Memín... y de la historieta satírica La serpiente desplumada, así como director de Mad en México en la década de 1990, sino uno de los autores más completos y más combativos de la historieta mexicana
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Precisó que ese combate “implicó la creación de la Sociedad Mexicana de Historietistas (Somehi, órgano defensor de dibujantes y argumentistas de cómics); fue editor independiente en dos ocasiones, primero cuando sacó Clipperton, Oro, Cita en la jungla entre 1958 y 1959. En este caso se pasó de lanza la imprenta, que imprimía de más y lo vendía para ella, no lo publicaba para Sixto. Posteriormente, entre 1968 y 1969, junto con Juan Alba, lanzó Novelín.
Gantus, conocedor e investigador del cómic nacional, cofundador en 1994 de La Conque, primera convención de historietas en la ciudad de México, es también autor de La increíble y triste historia de la cándida historieta y la industria despiadada, a la venta en la FILPM, al igual que Sixto Valencia, una vida entre viñetas, que también se podrá adquirir en la red de librerías Educal.
–¿Ambos libros se complementan?
–No. Son cosas completamente diferentes. La cándida historieta… está integrada por apuntes, ensayos, ideas, investigaciones que fueron surgiendo en mi blog (estoesferpecto.produccionesbalazo.com/), visiones de la historieta. Particularmente tiene la intención de tumbar mitos alrededor de la misma.
Agregó que con ese libro pretendió responder varias interrogantes, como “si lo que se decía de la historieta era realidad o mentiras que adoptábamos como verdades, si la mafia de la distribución existía y en la época que nos tocó ya no estaba, o si eran realmente esos editores los grandes villanos de esta historia, ¿era esta industria desalmada que todos marcan? o ¿fueron los editores piezas fundamentales para el desarrollo de la misma?
Ya en este momento puedo decir que no entendería la historieta mexicana sin un Guillermo Mendizábal, uno de los fundadores de Editorial Posada; sin Yolanda Vargas Dulché y Guillermo de la Parra, dueños de la desaparecida Editorial Argumentos. No se entendería sin un José G. Cruz
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Señaló que “la historieta mexicana de fines del siglo XX y principios del XXI comenzó con el másomenos de unomásuno, y en Las Histerietas de La Jornada (…) De ahí surgieron personajes que se volvieron míticos como El Santos (de Jis y Trino), Mike Goodness y el cabo Chocorrol (de El Fisgón), El Evenflo (de Rocha), personajes que se metieron en la idiosincrasia popular”.