En México no creemos en los gobernantes ni en nadie, afirma
Con una producción narrativa considerable, el novelista y director de la Revista de la Universidad de México hace un recorrido por sus intereses literarios y aspectos familiares que marcan su obra y subraya cómo el espiritismo de Madero inspiró la Revolución Mexicana y la caída del tirano
Sábado 21 de febrero de 2015, p. 4
Con el pelo blanco, la boca dispuesta a la sonrisa, la cara redonda que enrojece fácilmente, Ignacio Solares (Ciudad Juárez, 1945) es novelista, dramaturgo, crítico y promotor cultural,
Con motivo de sus 70 años de vida, el escritor recibirá este domingo un homenaje en la edición 36 de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería (Salón de Firmas, 17 horas).
El programa en Tv UNAM que se transmite lunes y sábados, conducido por el narrador y Guadalupe Alonso, fascina a la española Rosa Montero, quien, con el entusiasmo que la caracteriza, comenta: Nadie me ha entrevistado mejor
.
A la cabeza también de la Revista de la Universidad de México, Ignacio Solares abre la puerta a todos, incluso a los que le caen mal y a los que se caen mal entre sí. Digo que es generoso porque bien podría eliminar a tanto hígado o a tanto ganso vanidoso, pero como es niño de catecismo les dice que pasen e incluso los abraza.
Cuando uno le pregunta por algún autor de teatro o un novelista dislocado, levanta los ojos al cielo como encomendándoselo a la corte celestial y hace votos porque salve su espíritu (al menos el literario).
Solares lleva casi 12 años como director de esa publicación. Durante cuatro fue coordinador de Difusión Cultural, con el entonces rector Juan Ramón de la Fuente y, cuando el médico se religió para su segundo periodo, Solares le pidió: “¿Por qué no me permites dirigir la Revista de la Universidad y seguimos juntos?”, pues ésta depende sólo del rector.
Muy joven, Solares publicó su novela Delirium tremens, sobre un tema que los mexicanos nos llega mucho: el alcoholismo.
–Fíjate que de siete hermanos de la familia de mi padre, cinco fueron alcohólicos. De mi generación, la hermana de mi padre murió a los treinta y tantos de alcoholismo, y de mis tíos tres padecieron el delirium tremens.
“Yo acompañé a Alcohólicos Anónimos a mi padre y a un tío a quien quería mucho. En algún momento, conocí a José Antonio Elizondo, quien era director del Programa Antialcohólico del Seguro Social, y le dije que me interesaban las visiones que tienen los alcohólicos –el delirium tremens; entrevisté a 110 personas con delirium tremens durante un año. Así escribí el libro. Me afectó al grado de que ahorita yo no bebo, nada, nada, nada, nada, igual que Hugo Hiriart, igual que David Huerta, igual que Humberto Musacchio, igual que Christopher Domínguez.
“Me costó muchos años y muchos esfuerzos porque yo lo traía en los genes y por eso Delirium tremens es, para mí, el libro más valioso que he hecho, el más entrañable.
“Se repartió en los hospitales. Humberto Musacchio contó en Bellas Artes que para él fue fundamental ese libro porque lo ayudó a dejar de beber; lo mismo le sucedió a Luis de Tavira, quien también estuvo muy mal, internado y todo.
“Delirium tremens refleja mucho el dolor de los alcohólicos que llegan a ver alimañas, ratas, monstruos, cosas espantosas con los ojos abiertos. A mi tío tuvieron que amarrarlo, porque veía al demonio. Mi primera novela, Anónimo, publicada en 1979, también tiene alguna huella sobre el tema.
“Escribiendo me di cuenta de que la literatura es catártica. El chiste es cuando logras amarrar algo, porque antes de eso escribir puede ser angustiante. Hay veces en las que uno se la pasa dando vueltas y vueltas, borrando y tachando, y al final el trabajo termina en el bote de la basura y hay que volver a empezar.
“Por eso, siempre he necesitado tener un tema que me obsesione, que resulte vinculado a mi universo personal.
“Una vez entrevisté a Erich Fromm –prosigue Ignacio Solares–. Daba un seminario en Cuernavaca y le dije que me dejara estar de oyente. A partir de ahí me clavé en la sicología. Me leí a todos los maestros: Jung, Freud, Adler, Reich… Más o menos conozco sus mecanismos y vericuetos, al grado de que siempre digo que me sicoanalizo a través de mis libros. Hasta terminé escribiendo un libro, Cartas a una joven psicóloga, para mi hija Maty, quien quería estudiar sicología.”
El espiritismo de Madero
–¿Y cuándo te interesó la historia?
–Un historiador, Manuel Arellano –yo por eso digo que entré a la historia por la puerta trasera–, me dijo: Yo tengo guardados los originales de las cartas espíritas de Madero
. Éste era médium-escribiente y su familia, muy católica, no quería saber nada del espiritismo. Su esposa, doña Sarita, le entregó a Manuel Arellano sus papeles para que los guardara, y él los guardó celosamente durante muchos años, pasó a máquina todos los manuscritos de Madero y le dio una parte a don Nemesio García Naranjo y otra a Enrique Krauze. Yo tuve acceso al total y dije: Voy a hacer un libro sobre el espiritismo de Madero
. Me pregunté: ¿Cómo es posible que la Revolución estuviera inspirada por los espíritus?
, y escribí Madero: el otro.
“Fíjate nada más: 10 años antes de la Revolución, en 1903, apareció un escrito espírita de Madero en el que consigna el dictado de un espíritu: ‘Tú estás señalado por el Señor (Dios) para hacer una revolución y derrocar al tirano pero para que fructifique tiene que estar bañada en sangre y tú tendrás que ser sacrificado. Desde hoy deberás de empezar a perdonar a quien te sacrifique’. ¡Diez años antes del cuartelazo de Victoriano Huerta! ¡Imagínate! ¡Son cosas muy extrañas!, ¿no? ¡Terribles! Tal parece que Madero andaba buscando a su Judas para que lo juzgara.
“Madero es entrañable, le debemos mucho, es absolutamente querible; yo lo quiero muchísimo. Los principios democráticos de este país se los debemos a él.
Madero es entrañable, le debemos mucho, es absolutamente querible; yo lo quiero muchísimo. Los principios democráticos de este país se los debemos a él, expresa Ignacio Solares. La imagen, en septiembre de 2003, cuando charló con La Jornada acerca de su novela No hay tal lugar. Mañana domingo el director de la Revista de la Universidad de México será homenajeado, por sus 70 años, en la edición 36 de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería (Salón de Firmas, a las 17 horas, Tacuba 5, Centro Histórico)Foto Carlos Ramos Mamahua
“Así empecé a interesarme por la historia; leí tanto de Madero que ya me lo sé todo. También me apasioné por otro personaje sobre el que escribí La noche de Ángeles: Felipe Ángeles, del que también escribió Elena Garro.
“Otro de mis personajes es Calles, sobre quien hice la obra El jefe máxim, en 1992, porque me llamó la atención que, después de haber sido un ateo que mandó fusilar al padre Pro, al final de su vida se volvió espiritista, y cada semana iba religiosamente a sus sesiones, de las que daba fe un notario. Asistían políticos y escritores.
“Hay testimonios de Torres Bodet, quien acompañaba a Calles, al igual que Ezequiel Padilla y Gutierre Tibón, quien escribió un libro sobre toda esa época: Ventana al mundo invisible. Tibón reprodujo todo lo que decían intelectuales y políticos espiritistas.”
–¿No se presta el espiritismo a fenómenos como el de Uri Geller y otro tipo de trampas?
–Sí, claro, al fraude. ¡Imagínate qué revolución hicimos, inspirada por los espíritus! Pero, fíjate, el problema de ahora en nuestro país es la credibilidad: no le crees nada a nadie, no les crees a los que están gobernando; creo que estamos en el peor momento.
Los escritores católicos de México
Ignacio Solares es uno de los integrantes más destacados del grupo de los grandes escritores católicos mexicanos, entre quienes se encuentran Vicente Leñero (1933-2014), Hugo Hiriart, Javier Sicilia, que han admirado a nuestra Décima Musa, Sor Juana Inés de la Cruz. Durante años se reunieron para hablar de los pecados que cometían.
De las reuniones con Vicente Leñero sobre Dios, Solares comenta:
–Una ocasión discutimos largamente sobre la posible existencia del infierno, en el que sí creían Francisco Prieto y Javier Sicilia, ante la negativa contundente de Vicente Leñero y mía. Ya no me acuerdo cómo terminó, pero recuerdo que Javier y yo nos dijimos palabras fuertes. Como siempre, la que ponía orden y daba el punto de vista más certero y ecuánime era Estela Franco, esposa de Vicente, con su capacidad interpretativa y quien, además, es sicóloga. Mira, yo siempre me he visto más como cristiano que como católico. Creo que el gran reto de los católicos es convertirse al cristianismo.
En Europa, los grandes escritores católicos ejercieron una influencia considerable sobre la vida cultural de su país. Así sucedió en Italia con Dante, Guardini y Papini; así en Estados Unidos, cuando Thomas Merton en su abadía influyó sobre el poeta de Nicaragua Ernesto Cardenal; así en Inglaterra con Alexander Pope, Chesterton, Belloc y Graham Greene, el que nos maltrató en su novela El poder y la gloria y siempre se confesó católico. En Francia, desde Michel de Montaigne hasta Georges Bernanos, desde Paul Claudel hasta Charles Péguy, desde Léon Bloy hasta Jacques Maritain, todos son católicos. En Alemania, Heinrich Böll. Los estadunidenses Flannery O’Connor, Julien Green y Russell Kirk compitieron con el australiano Morris West, quién partió plaza con Las sandalias del pescador, y no hay que olvidar en España a Lope de Vega y a Halldór Laxness en Islandia. A propósito de Jacques Maritain, a quien acompañaba su mujer con un suntuoso abrigo de pieles, es imposible no recordar una anécdota en una reunión, cuando se acercó un joven estudiante a la cónyuge católica de Maritain y acarició el abrigo diciendo: Doux Jesus, doux Jesus, Dulce Jesús
, porque Dios nunca olvida a sus fieles.
Según Carlos Fuentes “la mayoría de los escritores mexicanos, sean cuales sean sus orígenes regionales, terminan en la ciudad de México: el gobierno, el arte, la educación, la política se concentran en la que fue conocida como ‘la región más transparente’. Esto no significa que en el interior no haya grandes obras de ficción. Ya sea en el despertar de vastos movimientos revolucionarios (Azuela, Guzmán, Muñoz) o en la sempiterna verdad del aislamiento, la religión y la muerte (Rulfo, Yáñez y el estado de Jalisco), México se ha visto a sí mismo en movimiento hacia México, y muy raramente en sus relaciones con el mundo. La novela más prominente de México en el mundo es Noticias del Imperio, de Fernando del Paso, la trágica historia del fallido imperio de Maximiliano y Carlota, narrada hasta lo último en una secuencia onírica de recuerdo y locura.”
Leer deja más dudas que certezas
–Siempre he creído que la literatura te provoca más preguntas que respuestas, leer te deja más dudas que certezas, y al escribir tienes que cuestionar todo, lo de arriba y lo de abajo, lo de fuera y lo de adentro, lo real y lo irreal.
“Lo que pasa es que para mí lo único insoportable es la ‘realidad real’, por eso estoy en favor de todas las fugas posibles, aunque reconozco que hay fugas descendentes, como las drogas, el alcohol, la violencia, y hay fugas ascendentes, como la literatura o el arte, que son las que ahora prefiero.”
Nacido en Ciudad Juárez, Ignacio Solares entrelazó la historia con la literatura y su fascinación por nuestros orígenes le hizo escribir, además de Madero: el otro, El jefe máximo, Columbus, La invasión y La noche de Ángeles, obras que le valieron prólogos de Carlos Fuentes y del Nobel colombiano Gabriel García Márquez.
Según Fuentes: Solares nos ofrece el riquísimo relato de la historia revivida, el pasado como presente, la totalidad de la experiencia como un acto de la imaginación dirigida no sólo hacia el pasado sino hacia el futuro por el último guerrero, el lector
.