El buen salvaje, según Hans Sachs
Nacido en Alemania en 1494 y muerto en 1576, Hans Sachs fue uno de los más afamados maestros cantores (meistersinger), poetas y dramaturgos populares que componían obras teatrales y piezas para el carnaval. Composiciones de carácter a la vez lúdico y didáctico de las que este prolífico autor acumuló más de seis mil títulos.
Partidario de Lutero, Sachs impulsaba las ideas progresistas de la Reforma. En el poema que aquí reproducimos fragmentariamente recoge la legendaria figura del hombre salvaje (homo sylvestris). Habitante de los bosques que en ocasiones es presentado como amenaza y en otras como criatura virtuosa.
Grotescos y aterradores, los hombres salvajes, vestidos de hojas y plantas y rodeados por una cauda de saltarinas monstruosidades, eran frecuentes en carnavales medievales como el de Nurenberg, del que seguramente lo tomó Sachs.
Pero en vez de hostiles, el poeta popular los presenta como seres amables y ejemplares. Así, en el poema que nos ocupa su figura es la del buen salvaje, que ya en tiempos de Sachs adoptan escritores como Montaigne (1533-1592) y que más tarde retomarán Rousseau (1712-1778) y Goethe (1749-1832).
El buen salvaje, que opta por la vida sencilla y natural apartándose de las sofisticaciones de la civilización, es una respuesta temprana a los rasgos viciosos de los procesos de modernización. Imagen idílica que en el tercer milenio reaparece con fuerza en la revaloración de la vida comunitaria de los indios y los campesinos, que hoy muchos ven como un paradigma alternativo al del capitalismo crepuscular. AB
Lamento de los salvajes del bosque sobre el pérfido mundo
Con qué fuerza se impone la perfidia
Qué dura prisión sufre la justicia
Y la injusticia, con qué fuerza brilla
Cómo se honra hoy en día al usurero
Cuánto trabajo para malvivir
Qué alto precio nos cuesta el bien común
Y qué arduo obtener el propio bien
Cómo crece el abuso en las finanzas
Cómo los intereses se incrementan
Con qué descaro es ley la violencia
Con qué dureza la verdad se impone
Cómo se pisotea la inocencia
Cuánto cuesta barrer del mundo el vicio
Cómo corre la sangre por doquier
Y no hay castigo que se dé por bueno
A cuánta ostentación lleva el ser rico
Cómo se menosprecia la pobreza
Cómo el saber se oculta tras la puerta
Cómo imperan riqueza y violencia
Y cómo languidece la piedad
Cómo gana terreno la mentira
Cómo la envidia implacable gobierna
Cómo se hiela la fraternidad
Cómo se apaga la fidelidad
Cómo no queda nadie solidario
Y cómo la humanidad se ha evaporado
(…)
Y así es tan falso el mundo y tan cubierto
De falsedad y de infidelidad
Que a la fuerza tenemos que escapar
Pondremos casa en el bosque salvaje
Con nuestros hijos faltos de instrucción
Es lo que el falso mundo nunca busca
Frutos silvestres son nuestro sustento
Recogemos raíces de la tierra |
Y bebemos de fuentes cristalinas
Nos calentamos a la luz del sol
Con hierbas y follaje nos vestimos
Y nos sirven de cama y de cobija
Una cueva en la roca es nuestra casa
De donde nadie expulsa a los demás
Y nuestras reuniones y festejos
En el bosque las fieras los comparten
Como no les hacemos daño alguno
Ellas nos dejan movernos en paz
Y en el lugar desierto que ocupamos
Nos van naciendo los hijos y nietos
Viviendo unidos y con fraternidad
Entre nosotros nunca hay altercados
Y cada uno hace por los otros
Lo que quisiera que hiciesen por él
De nada temporal nos ocupamos
Cada mañana hallamos alimentos
Y no tomamos más que los precisos
Y a Dios damos las gracias por tenerlos
Si enfermedad o muerte nos abaten
Sabemos que de Dios nos han venido
Y Él hace lo mejor para nosotros
Así con humildad y sencillez
Aquí abajo pasamos nuestro tiempo
Hasta que un día se produzca un cambio
Por todo el ancho mundo, cuando todos
Se hayan vuelto leales y piadosos
Y prefieran ser pobres y sencillos
Tal vez entonces salgamos del bosque
Y habitemos entre la turba humana
Aquí hemos esperado muchos años
A que crezcan virtud y honestidad
Que ocurra pronto os desea Hans Sachs. |
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