estafar a lectoresal proteger publicidad
Jueves 19 de febrero de 2015, p. 29
Londres. El principal comentarista político del diario británico The Daily Telegraph renunció por la cobertura de ese medio sobre el escándalo de HSBC, y alegó el miércoles que eso fue parte de un esfuerzo por restar importancia a la cobertura crítica del banco para preservar lucrativos contratos de publicidad. Peter Oborne acusó al periódico de estafar a sus lectores
al enterrar la cobertura de filtraciones que muestran que el banco ayudó a clientes ricos a evadir impuestos, lo que ha provocado una enorme atención en el resto de los medios británicos.
“Hace falta un microscopio para encontrar la cobertura (sobre HSBC) en el Telegraph”, sugirió Oborne en un comentario que explica su decisión. El lunes no se publicó nada, seis pequeños párrafos al final de la página 2 del martes, y siete párrafos enterrados en lo profundo de las páginas de Negocios el miércoles
.
El Telegraph respondió que la distinción entre la publicidad y nuestra galardonada operación noticiosa siempre ha sido fundamental para nuestro negocio. Rechazamos tajantemente cualquier acusación en ese sentido
. HSBC declinó comentar.
El diario The Guardian, una de las publicaciones que divulgaron los documentos filtrados, ha alegado que HSBC suspendió su cuenta de publicidad con el diario en medio de discusiones de la semana pasada sobre las actividades de la división de banca patrimonial de HSBC en Suiza. “HSBC hizo lo mismo con el Telegraph”, declaró Oborne a la BBC. Aquí ha habido un patrón de que cuando se investiga a HSBC la publicidad se agota
.
Oborne alegó que el diario evitó publicar cobertura crítica de HSBC después de que el banco retiró su publicidad tras una serie de reportajes a finales de 2012 sobre la sucursal de HSBC en Jersey, una isla en el Canal de la Mancha que se considera paraíso fiscal. “Ese fue el momento clave. Desde comienzos de 2013 se desalentaron los artículos que criticaban a HSBC. El banco suspendió su publicidad en el Telegraph”, alegó Oborne.
Las acusaciones ocurren en momentos en que muchos periódicos de Gran Bretaña y otras regiones batallan por ganar dinero en medio de una reducción significativa de los ingresos por publicidad y la competencia de Internet.