La colección Pago en Especie, de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), posee una carpeta de dibujos del proyecto Pinocho, entregada por Francisco Toledo, que el artista creó entre 2008 y 2011.

Se trata de 55 obras, contenidas en 102 páginas, dos pastas y dos guardas, realizadas en técnica mixta (gris pastel y óleo pastel o pastel graso) sobre papel reciclado.

Así nació Pinocho por Toledo, exposición que hoy será inaugurada en el Museo de Arte de la SHCP.

Aunque la obra se ha visto otras ocasiones –se exhibió por vez primera en la edición 39 del Festival Internacional Cervantino, en el Museo del Pueblo, en Guanajuato–, para la muestra que se abrirá en el ex Arzobispado se cuenta con un nuevo montaje.

De acuerdo con Rafael Pérez y Pérez, curador y subdirector del recinto, el cuento aquí presentado es resultado de “una conjunción atemporal y transterritorial de dos talentos creativos: la narrativa de Carlo Collodi y la iconografía de Francisco Toledo.

El libro pone de manifiesto un rompimiento con la cultura antropocéntrica europeizante, ya que el artista plástico reinterpreta o metaforiza el cuento de Collodi bajo su propia y particular estética, en la que se mezclan lo visual con lo narrativo y lo actual con el pasado mítico de la tradición mesoamericana, creando con ello una hipertextualidad, que permite al lector-visitante presenciar una conjunción de parodia e inventiva plástica.

Para Pérez y Pérez las 55 obras muestran el dominio del dibujo que ha caracterizado el trabajo de Toledo, así como una paleta que se vincula con lo térreo o lo natural; en él se aprecia la referencia al mito y a la tradición de la región del Istmo, a través de una zoología fantástica, mágica u onírica, que se establece como una metáfora visual o paradigma, como una desrealización o alteración del mundo real en la que confiere a lo zoomorfo un carácter terrimorfo (transformación de un ser humano en un animal o viceversa) o híbrido, humanizando a los personajes en una combinatoria iconográfica mediante las acciones que ejecutan, y que son propias del género humano.

Versión ecologista del relato

El proyecto Pinocho, prosigue Rafael Pérez y Pérez, no obstante su aparente inocencia, dada su vinculación con ese cuento infantil, puede convertirse también en un fetiche, ya que en los dibujos encontramos referencias a las relaciones sexuales explícitas que mantienen los personajes, y que pueden llevar al lector, o transferirlo, a la imagen real o mental del deseo sexual.

Al personaje de Francisco Toledo no le crece la nariz, sino el pito cuando dice mentiras, explicó a este diario el artista (La Jornada, 12/10/11).

Esa ocasión recordó que “todos los Pinochos son de madera, entonces, para confeccionarlos se necesita cortar árboles, pero eso no hay que hacerlo porque cada vez hay menos”.

En el Pinocho del artista y mecenas, el padre de la criatura al final lo corta en pedazos que siembra en macetas. Entonces, de la cabeza sale una planta, también de los brazos y las piernas.

En esta versión ecologista del cuento “se salva el mundo al sembrar al Pinocho en pedazos para hacer un vivero”.

Asimismo, en el complejo cultural Morro-Cabaña, en La Habana, se presentan dos exposiciones de Francisco Toledo: Las fábulas de Esopo y Homenaje a Posada.

(El Museo de Arte de la SHCP se ubica en Moneda 4, Centro Histórico.)