En materia de consumo y producción de drogas no es posible que de un lado de la frontera (Estados Unidos) se tenga una actividad lícita que inclusive paga impuestos y del otro se vaya a la cárcel, sostuvo Luis Alfonso de Alba, representante permanente de México ante los Organismos Internacionales, con sede en Viena, tras señalar que el consenso actual en materia de combate a los estupefacientes no se puede mantener cuando unos países ponen un elevado número de muertos y otros no.

Manifestó que el tema de la regulación de drogas no es el debate principal y México no está proponiendo una alternativa distinta, pero hay fenómenos, como el surgimiento de drogas sintéticas, mucho más baratas, peligrosas y fáciles de producir, que cambia la relación que había entre estados productores, de tránsito y de consumo. Hay nuevas realidades, enfoques, como mayor énfasis en prevención y salud.

Al participar en el panel El problema mundial de las drogas y el delito; nuevos enfoques para nuevas realidades, que organiza el Senado, el funcionario mexicano se congratuló de que el erróneo concepto de guerra contra el crimen organizado –que acuñó el entonces presidente Felipe Calderón– se utilice cada vez menos, y que cada vez más se entienda que se trata de problemas de salud, social, justicia y combate al crimen organizado.

Adelantó que en la sesión extraordinaria del año próximo en Naciones Unidas, impulsada por México, no se tomarán decisiones, sino se planteará que la estrategia que se aprobó en 1999 y se extenderá hasta 2019 no está dando los resultados esperados. Peor: no sólo estamos hablando sobre deficiencias de reducción de oferta y consumo, sino de problemas colaterales de violencia, los cuales afectan a la sociedad en su conjunto y no sólo a quien produce, consume o trafica.

Previamente, Antonio Luigi Mazzitelli, responsable regional de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, subrayó que, tal como lo estipula la estrategia aprobada por 188 estados miembros de dicho organismo internacional, las drogas son dañinas a la salud de quien las consume, y no están prohibidas. Están controladas porque son peligrosas.