Washington.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, pidió este miércoles al Congreso autorización para utilizar la fuerza militar en la campaña contra el Estado Islámico (EI) por tres años y sin límites geográficos, si bien excluyó el uso de tropas terrestres, con el argumento de que la organización extremista constituye una gran amenaza para su país y Medio Oriente.

El presidente demócrata formuló esta petición cinco días después de que presentó al Congreso una estrategia de seguridad nacional que reserva un papel de liderazgo mundial para su país, si bien también presenta una cauta doctrina de política exterior que responda a la idea de no hacer estupideces. La cuestión no es si Estados Unidos debe liderar, sino cómo debe hacerlo.

Con esta solicitud al Congreso Obama busca autorización para continuar sobre una base más sólida su lucha contra el EI, que proclamó un califato en vastos territorios de Siria e Irak.

Para ganar el respaldo del Congreso, controlado por los republicanos, Obama restringe el uso de tropas estadunidenses en ofensivas terrestres permanentes y a gran escala como las que se han realizado en Irak y Afganistán, aunque eso no excluye operaciones de fuerzas especiales o de rescate de rehenes.

Las fuerzas locales deberán ser desplegadas para dichas operaciones, además, el uso de la fuerza militar deberá concluir en tres años. Más tarde, en la Casa Blanca, el presidente se dijo convencido de la victoria de la coalición internacional que lucha contra el EI.

En este contexto, el presidente de Siria, Bashar Assad, reiteró su disposición para apoyar cualquier iniciativa que contribuya a poner fin a casi cuatro años de guerra en su país.

En Australia, la policía dijo que frustró un ataque que se iba a realizar en Sidney, tras el arresto de dos hombres y el decomiso de un machete, un cuchillo de caza y una bandera del EI.

En Bélgica, el jefe del grupo Sharia4Belgium Fouad Belkacem y 40 seguidores fueron declarados culpables de formar una organización terrorista. Belkacem fue condenado a 12 años de prisión por liderar el movimiento. Otros acusados fueron sentenciados a penas de tres a cinco años de cárcel.