La educación no puede determinarse por las condiciones del mercado o el Estado y ambos deben orientar, junto con toda la sociedad y demás instituciones, sus esfuerzos en esta materia, con el fin de procurar instrucción integral y de calidad para todos, con múltiples implicaciones trascendentes y espirituales, citó el cardenal electo Alberto Suárez Inda.

La anterior –dijo el también arzobispo de Morelia– es una de las 10 principales conclusiones de la 26 Asamblea Nacional de Pastoral Educativa, a la cual asistieron representantes de 16 de las 18 provincias eclesiásticas del país.

Suárez Inda, quien el próximo sábado recibirá el birrete cardenalicio de manos del papa Francisco, indicó que también en la reunión, realizada con el lema Responder ante la emergencia educativa desde el marco de Evangelii Gaudium, se hizo hincapié también en salir al encuentro de todas aquellas víctimas de sucesos de violencia, inseguridad y desprecio de la vida y se planteó la urgencia de ofrecer a la sociedad actual instrumentos, programas y, sobre todo, experiencias de construcción de paz y diálogo.

Otras de las conclusiones apuntaron que la educación consiste en humanizar, en ayudar a toda persona a descubrir quién es, a comprender la realidad histórica que habita y a participar de ella para hacerla más digna, por lo que educar es una de las actividades más relevantes de la vida humana.

También, que ante la emergencia educativa es fundamentalmente una emergencia antropológica y que la prioridad es cómo transmitir mejor las verdades esenciales de la existencia.

Remarcaron que es urgente recuperar la familia y la escuela como espacios educativos fundamentales y que ambos deben complementarse en una dinámica de diálogo, apoyo muto y formación, para desempeñar adecuadamente su responsabilidad.