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El chileno Patricio Guzmán compite por el Oso de Oro en Berlín

Crítica y público alemanes aplauden el documental El botón de nácar
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La actriz Natalie Portman arriba a la proyección de Knight of Cups en la BerlinaleFoto Reuters
Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 9 de febrero de 2015, p. a14

Berlín.

El documental El botón de nácar, del cineasta chileno Patricio Guzmán, es una de las 19 cintas que compiten por el el Oso de Oro.

Reconocido en el mundo por La batalla de Chile, sobre el golpe de Estado de 1973 en ese país, arrancó el aplauso de la crítica y el público alemán con su nueva película.

Con el agua como elemento generador de vida, Guzmán hace un recorrido por el genocidio de los indígenas de la Patagonia hasta los crímenes cometidos durante la dictadura de Augusto Pinochet.

La magnífica fotografía de El botón de nácar regala al epectador los glaciares, montañas y volcanes de la Patagonia. Da una visión cósmica y un tanto mística del agua.

Otro aspecto fundamental del trabajo de Guzmán es el contexto histórico en torno al genocidio de indígenas. Tres de los 20 sobrevivientes de la etnia kawéskar, que conserva su lengua, dan su testimonio sobre lo ocurrido.

Las únicas fotografías conservadas en Alemania, que captó un sacerdote austriaco de las etnias patagónicas hace más de un siglo, constituyen un verdadero tesoro documental.

Del exterminio de indígenas, que quedó impune, Guzmán pasa otro exterminio en la historia política de Chile: los asesinatos y desapariciones en la dictadura de Pinochet.

Guzmán vuelve al mar para abordar la forma en que se ha documentado y comprobado que los prisioneros y enemigos del régimen eran arrojados al agua. Asimismo, detalla los diferentes tipos de tortura a que eran sometidos. Para el cineasta, la crueldad en este momento histórico de Chile no tuvo límite.

En conferencia de prensa, Guzmán habló de lo que hoy día debe ser el trabajo del cineasta en el ámbito de la creación documental.

“Durante años el documental fue pedagógico, pero actualmente hay que tener la habilidad de sorprender al espectador; es necesario ampliar el espectro para transformar el género en algo más enriquecedor; nutrirlo con experiencias más ricas, con más poesía.

Hay que terminar con los documentales políticos, de derechos humanos o de indígenas; no hay razón para separar los temas, hay que buscar integrarlos, pues de esa forma el espectro se amplía.

Afirmó que mucha de la gente que hace documentales se quedó en los años 50. Los profesores son malísimos; necesitamos más educación en ese sentido. Un país sin cine documental es como una familia sin álbumes de fotografías.

Al retomar el tema de las desapariciones en Chile, afirmó: La memoria en América Latina no se considera bien nacional. El tema de las desapariciones no se ha trabajado lo suficiente en mi país. Sin memoria no hay desarrollo turístico, comercial ni empresarial. La gente cree que es una cuestión política, pero no, las naciones sin memoria no tienen energía.

Por otro lado, la gran expectativa generada por la presencia de Christian Bale y Nathalie Portmann con la cinta en competencia Knight of Cups, del estadunidense Terrence Malick, quedó en el aire.

El cineasta no estuvo en Berlín. En conferencia de prensa Bale y Portmann tuvieron que enfrentar preguntas como ¿nos podrían explicar de qué se trató la película?