En flojo partido, La Máquina se aplicó sólo lo necesario y se mantiene entre los punteros del torneo, luego de imponerse 1-0 a los deprimidos Rayados, que con su mal accionar mantienen con la soga al cuello al técnico Carlos Barra.

Cruz Azul sigue invicto y suma 450 minutos sin recibir gol, y a pesar de no brindar un encuentro brillante, el público se entusiasmó sobre todo con el golazo que marcó el ídolo Christian Chaco Giménez, que dejó al equipo con 11 puntos, mientras que los norteños se rezagan con cuatro unidades, tras cinco fechas.

A Cruz Azul le costó vencer la barrera defensiva del Monterrey. Rayados intentó hacerse fuerte en la retaguardia, mientras que los cementeros atacaron con desgano, sin convicción y sin la audacia necesaria para rebasar a los atrincherados visitantes.

Monterrey fue el mismo de siempre, el equipo que cuando sale de su casa se hace chiquito. Si eso ocurre cuando marcha bien, esta tarde –en un torneo donde arrastra los pies– ocurrió con mayor razón. Su ataque fue casi inexistente.

El técnico Barra, al que acusan de no tener personalidad ni experiencia para comandar a la escuadra norteña, estaba atento en su área técnica, con la mano en la frente para hacerse sombra en los ojos, aguantando nervioso pero a pie firme bajo el calcinante sol que imperó en el primer tiempo.

Las oportunidades en la primera mitad fueron todas del equipo local. Al minuto 10, José Toffolo Alemao mandó un cabezazo por encima del travesaño, dos minutos más tarde, Giménez echó otro pelotazo al costado.

En el 22, el Chaco Giménez entró con determinación al área, trianguló con Alemao, éste le devolvió el esférico con buen frentazo y Giménez rubricó un golazo al definir de volea con la zurda; fue un fogonazo imposible de contener para el guardameta Juan de Dios Ibarra, quien suplió al lesionado Jonathan Orozco.

Luego del gol, Barra ordenó adelantar filas, pero todavía antes de irse al descanso pasaron otro susto con un disparo del Cata Domínguez.

Ibarra orilló el ridículo cuando, al 52, no manejó bien el balón, éste rodó sobre la línea de meta y casi es autogol, pero el portero llegó a tiempo para enviarlo lejos en medio de una risa generalizada.

Tres minutos después el único que sonrió fue Ibarra, cuando Joao Rojas lo encaró, el guardameta salió audaz y con los pies lo desarmó.

Barra hizo dos cambios al 60, sacó a los inoperantes Pablo Barrera y a Lucas Silva e ingresó a Omar Arellano y al colombiano Yimmi Chara; su equipo tuvo más la pelota y las explosiones cementeras al frente disminuyeron, hubo dos claras de Joao Rojas que no prosperaron.

Barra reconoció que echó al equipo atrás, admitió que depende de los resultados y evadió el tema de su posible cese, al puntualizar que es asunto de los directivos. Aclaró que su mente sólo está puesta en el momento en que estamos viviendo. Sé que es una situación complicada y me gustaría salir adelante.

Agregó: Se requiere no perder la confianza, sabemos que los resultados determinan muchas cosas, sin embargo, hoy me enfoco básicamente en lo que buscaré para mejorar el equipo, lo otro no me corresponde a mí. Ante la pregunta de si pediría paciencia, señaló: Cuando los resultados están así es complicado estar pidiendo esas cosas.

Luis Fernando Tena, estratega local, dijo que su escuadra brindó uno de los mejores partidos del torneo. “Con toda justicia estamos arriba. Hay que ocuparnos de llegar con más gente al frente y tener más profundidad… Sabíamos de la importancia de ganar hoy”, señaló.

Dijo que se van contentos porque la gente se fue satisfecha y otra vez no recibimos gol, hay solidez defensiva, los equipos se arman de atrás para adelante. Asimismo destacó las actuaciones de Giménez y de Alemao, y deseó que Roque Santacruz pueda estar al menos en la banca el viernes en Querétaro.