Opinión
Ver día anteriorLunes 26 de enero de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Toros
El aroma de Morante
¡Q

ué aroma dejaba el toreo grande de Morante de la Puebla! Menuda forma de enlazar la naturalidad a la armonía ¡Qué maestría sevillana la de Morante, que cambio la lidia de un manso a un torito que humillaba y aceptó las tandas de pases del torero! Que tanda de pases naturales rematadas con el pase de pecho debajo de la pala del pitón. El que escribe la vivió de lo mejor por la pureza con que interpreto el toreo, regusto sevillano que ahí quedó ¡Qué manera de traerse toreado al torito e integrarlo al temple que atesora y cargar la suerte y ligar los pases sin perder terreno a devolverse el toro y mandarlo en un palmo de terreno!

Ya en el primer toro nos dejó asombrados gracias a dos trincherazos desmadejados que fueron hondura y torería únicas. Morante demostró ser torero especial en la torería actual: metió al manso toro en canal en ayudados a media altura de los suyos hasta que lo quebró y se dio el lujo de torearlo por redondos. En la suerte suprema dejó una estocada de efectos tardíos y el burel se amorcilló. Morante impredecible lo apuntilló en una escena torera añeja. Ante la imposibilidad de descabellar al toro que no humillaba recurrió a la suerte de apuntillar.

Noche torera de tiros largos caleseros fuego en los aficionados. Arrastraba la muleta Morante derramando la cintura por el encaje del traje de luces antiguo dejando un bouquet incomparable. Morante despertaba la sensación de hallarse en relación directa con el aficionado. Delirio consistente ver al torero con la capacidad de crecer y hasta sentir que sólo para uno toreaba. Forjándose de él una imagen especial intransferible.

No hubo corte de orejas –qué raro–, pero dio una vuelta al ruedo con mucha fuerza. Los cabales salimos del coso hablando de Morante.