Trastorno neurológico que sufren sobre todo menores y jóvenes
Viernes 23 de enero de 2015, p. 36
La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que 50 millones de personas en todo el orbe padecen epilepsia, trastorno neurológico crónico que afecta en cualquier edad, pero que regularmente aparece en la infancia o adolescencia.
Afirma que 80 por ciento de los afectados habitan en países en desarrollo. Otras cifras indican que cada año hay 2.4 casos nuevos en el planeta.
Fructuoso Ayala Guerrero, académico de la Facultad de Sicología de la UNAM, afirma que actualmente se sabe que la epilepsia es un trastorno originado por desequilibrio en la actividad eléctrica de las células nerviosas o neuronas, que deja predisposición a sufrir convulsiones recurrentes, que suelen traer consecuencias neurobiológicas, cognitivas y sicológicas.
Al ocurrir un ataque epiléptico, prácticamente todo el organismo se ve involucrado y queda fuera de control, pues se produce cuando millones de neuronas descargan simultáneamente, lo que da como resultado que el sujeto pierda la conciencia, o no, y tenga convulsiones
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Explicó que hay varios tipos de epilepsia: idiopática, porque se desconoce su origen y el sujeto ya la porta de nacimiento; la de carácter benigno, que padecen algunos niños o jóvenes y desaparece con el tiempo, y la nocturna, que sólo se presenta de noche y durante el sueño, por lo que impide un descanso reparador.
En ocasiones se puede generar por un golpe en la cabeza o por el efecto de algunas drogas: en la zona lesionada o afectada se forma un foco irritativo con neuronas muy sensibles, de tal manera que éstas empiezan a emitir descargas simultáneas que, a través de las redes de conexión, se desplazan sin control a otras áreas del cerebro. Por ello, surgen en el individuo diversas manifestaciones, ya sea conductuales (pérdida de la conciencia), motoras (convulsiones) o sensitivas (alucinaciones visuales o auditivas)
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Ayala Guerrero hizo especial énfasis en la epilepsia nocturna, pues la persona ignora que la tiene porque sufre el ataque mientras duerme, pero cuando despierta por las mañanas siente que no tuvo un descanso reparador. Si el ataque fue violento, probablemente el afectado se mordió la lengua y sangró un poco, pero no sabe la razón.
Como el ataque epiléptico sobreviene al dormir, el sueño se interrumpe los minutos que dura aquél, luego viene el proceso en que se trata de conciliarlo de nuevo. De esta manera, el descanso es inadecuado, porque generalmente las fases más reparadoras (NO REM o de ondas lentas de gran amplitud) son las que se alteran.
El universitario alertó que si la epilepsia nocturna no es controlada puede extenderse, pues no sólo se trata de una alteración momentánea. Con el paso del tiempo, el propio bombardeo de las neuronas que ocurre en un ataque epiléptico es capaz de dañar otras áreas cerebrales.
“Al originarse en uno de los dos hemisferios del cerebro, existe la posibilidad de que se extienda, invada el otro hemisferio a través del cuerpo calloso y crezca hasta establecerse lo que se conoce como estatus epilepticus, un ataque que dura más de 30 minutos y puede ocasionar la muerte”.
Muchas veces, dijo, un electroencefalograma no arroja resultado concluyente que verifique que un individuo padece la nocturna, de ahí que recomiende hacer el registro del cerebro mientras se duerme, a fin de detectarla.