Miércoles 21 de enero de 2015, p. 4
El hecho de que el Instituto de Medicina Forense de la Universidad de Innsbruck haya determinado que el excesivo calor destruyó el ADN y el ADN mitocondrial, y que no haya podido identificar si los restos analizados corresponden a los normalistas de Ayotzinapa desaparecidos, ‘‘alarga el dolor de los padres’’ de los estudiantes, los cuales tienen el ‘‘derecho’’ de seguir buscándolos donde sea, incluso en cuarteles militares, señaló a La Jornada Jesús Mendoza, encargado de la pastoral social de la arquidiócesis de Acapulco.
‘‘Se alarga el sufrimiento y la crisis que estamos viviendo en Guerrero. Los padres y madres de los jóvenes desaparecidos estaban con la esperanza de que esas pruebas pudieran dar resultados claros y fidedignos para poder asumir lo que diera esa información, y creo que esto de alguna manera mantiene en suspenso toda la lucha que han dado. En esa institución (Universidad de Innsbruck) pusieron su confianza, porque no creen en las instituciones del país; entonces esto complica las cosas. Además, tienen derecho a tener una certeza.’’
En entrevista, el religioso precisó que el caso de los normalistas seguirá generando inconformidad en el estado y en el país, y apuntó que el hecho de que ahora haya que esperar otros tres meses por una nueva y última prueba continuará generando ‘‘ruido’’ en Guerrero previo a los comicios de junio próximo.
‘‘Que se postergue saber si son o no los normalistas mete ruido, porque continuará toda la dinámica que hemos tenido desde hace cuatro meses y se va a extender por otros meses más’’, dijo. Remarcó que es un ‘‘derecho’’ de los padres, así como de todas las familias de personas desaparecidas, ‘‘buscar hasta agotar todas las posibilidades’’.
Subrayó también que aunque fue un acontecimiento reprobable y triste lo ocurrido con los estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, ‘‘visibilizó a los muchísimos desaparecidos en Guerrero, como en el país, y la exigencia a través de un movimiento social de verdad y justicia’’.